Desnutrido, confundido y asustado fue rescatado un zorro de páramo (Lycalopex culpaeus) a finales de noviembre en Durán. El animal fue extraído de su hábitat para ser convertido en mascota. Según el parte policial, personas de una urbanización aseguraron que el zorro “entró” a su casa y por eso llamaron a los agentes. No hubo detenidos. El animal fue llevado a la Fundación Proyecto Sacha y luego trasladado al Quito Zoo esta semana para continuar con su recuperación.

No es la primera vez que las personas entregan animales silvestres aduciendo que no saben su proceder, esto pasa mucho con las tortugas, indica Martín Bustamante, director del Quito Zoo. De hecho, el año pasado ellos recibieron una tortuga marina bebé que fue extraída de una playa de Esmeraldas como “recuerdo”.

Según la Unidad Nacional de Policía de Protección del Medioambiente de Ecuador, entre 2019 y 2020 se rescataron cerca de 8.707 animales silvestres. Hasta julio del 2021 se rescataron otros 3.812, es decir, en los primeros seis meses de este año la cifra de especímenes rescatados pasaría a la de años anteriores.

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Pero este incremento no es solo lo que preocupa a diferentes organizaciones ambientalistas, sino también el actuar de la justicia. En la mayoría de casos en que existen personas procesadas, los implicados acuden a dos figuras legales, que se encuentran en el Código Integral Penal, para salir de la cárcel: medidas sustitutivas y la suspensión condicional de la pena.

Un ejemplo fue la liberación del expolicía implicado en el tráfico de 185 tortugas bebés en Galápagos. El hombre fue sentenciado a tres años de prisión y al pago de $ 639.100. El Tribunal aceptó el recurso presentado por la defensa en el que se pedía la suspensión condicional de la pena. El hombre no podrá salir del país por el tiempo que dure el resto de la sentencia (llevaba ocho meses preso) y deberá pagar la multa en 28 cuotas.

Esto casi que se convierte en un aliciente para el tráfico. Una vez que se detecta el delito también se encuentra la forma de perdonarlo. ¿Cómo pagará el expolicía?, ¿se intentará pagar o se dirá que es tanta plata que no se puede pagar?”, cuestiona Bustamante.

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El zorro de páramo encontrado en Durán fue tratado por especialistas de Proyecto Sacha y luego fue trasladado a las instalaciones del Quito Zoo para seguir con su recuperación. Foto: Cortesía Proyecto Sacha

Para Julia Salvador, coordinadora de combate de tráfico ilegal de vida silvestre de Wildlife Conservation Society (WCS) Ecuador, las estructuras criminales que están detrás del tráfico de especies hacen que la lucha contra este delito sea más compleja.

A eso se suma que en el país tenemos sanciones muy débiles. Para este delito solo se dan tres años de prisión, pero se pueden aplicar las medidas sustitutivas y la persona puede salir sin cumplir los tres años de cárcel. En el país hay gente muy poderosa, que está detrás de este delito, a la que no le conviene una reforma del Código Penal”, dice.

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En los últimos meses varios colectivos han pedido aumentar la pena a cinco años, modificar las figuras legales como la suspensión condicional de la pena y las medidas sustitutivas para los delitos ambientales, y, especialmente, que no se otorgue el mismo castigo, por ejemplo, a una persona que vendió un loro que a otra que traficó cientos de aletas de tiburón. También realizar una diferenciación entre el tráfico interno y el internacional.

“Una tortuga charapa puede ser comprada en 5 o 10 dólares, pero una de Galápagos puede llegar hasta los $ 60.000 en el mercado internacional”, dice Bustamante. Los dos delitos reciben la misma pena.

WCS ha realizado capacitaciones a jueces y fiscales para tratar, entre otros temas, la mala utilización de las figuras legales que permiten salir de la cárcel a los traficantes. Además, Salvador ve con expectativa el anuncio, que se realizó en abril pasado, sobre la creación de una unidad dedicada a los Delitos Ambientales dentro de la Fiscalía, pero cree necesaria una reforma a la ley.

El martes pasado, WCS, Quito Zoo, Proyecto Sacha, entre otras organizaciones, lanzaron la campaña “Tu casa no es mi hábitat”, para realizar conciencia sobre el tráfico de especies y desalentar su compra en este mes, ya que por Navidad las personas tienden a adquirir a estos animales como mascotas. Esta iniciativa se da en el marco del proyecto regional Alianza por la Fauna Silvestre y los Bosques, financiado por la Unión Europea. “A raíz de las campañas la gente encuentra que no es ético ni técnico tener un animal silvestre como mascota”, indica Bustamante. (I)

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