¿Por qué hay que preservar la fauna silvestre de ecosistemas como el bosque seco?

Dar respuesta a esta interrogante argumentando sobre la función que tienen en el ecosistema cada una de las especies salvajes es uno de los objetivos del programa de educación ambiental de la Asociación de Conservación e Investigación Japu en conjunto con BioS-Centro de Investigación Biodiversidad Sostenible.

El plan incluye la captura de fotos de la fauna que habita en el bosque seco que cubre la cordillera Chongón-Colonche, que se extiende desde la provincia del Guayas hacia el noroeste, atravesando Santa Elena y Manabí.

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Las fotografías detalladas de los especímenes son una oportunidad para que los habitantes de una comunidad vean detalles del animal salvaje, que por lo general aparece de manera fugaz ante sus ojos cuando hacen sus labores en el campo.

La labor incluye la instalación de 20 cámaras trampa en puntos específicos por un tiempo promedio de dos meses y distanciadas bordeando la montaña cada kilómetro y medio. Cuando la producción de tomas es alta, pues se las deja dos meses más.

La colocación de cuatro cámaras trampa toma hasta doce horas trabajando dos personas.

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El fin es investigar para ver qué hay en el bosque y conservar, dice Cristian Barros, presidente de Japu, ONG que se centra en la Costa porque es una región con altos vacíos de información.

“Se dice que no hay nada, que está muy talado, que es imposible salvar a ciertas especies como el jaguar de la Costa, pero persiste la fauna silvestre y siempre hay esperanza”, asegura.

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Las cámaras trampa instaladas en el bosque de solo dos comunidades de la cordillera Chongón-Colonche, Loma Alta y Las Balsas, han registrado 18 especies de mamíferos durante el último año.

Tres especies de felinos (ocelotes, tigrillos y yaguarandíes) y dos de venados (de cola blanca y mazama), más guantas, saínos, guatusas, cuchuchos, entre otros. Lo que no han captado hasta ahora es al jaguar, que ha sido registrado de forma puntual en la parte de la cordillera que está en Manabí.

“Históricamente estos bosques son el territorio del jaguar, pero la especie ha sido diezmada por la caza ya que se comía el ganado, pero esto sucede también porque se sobrecazó su alimento, al saíno, al venado, entonces el felino se vio obligado a cazar en las partes más bajas, donde están las vacas”, asegura Barros.

El jaguar es una especie de paraguas que requiere una gran extensión de territorio. Entonces al conservarlo se protege a una gran cantidad de animales como pequeños mamíferos.

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Las imágenes de las especies son mostradas a los pobladores, quienes se sorprenden incluso con animales tan escurridizos al ojo humano como el hurón o grisón (Galictis vittata), captado por la cámara trampa con una serpiente en la boca.

Este regula las poblaciones de otras especies y las que son cazadas, pues controlan a los roedores y así una cadena.

Es una especie nunca antes vista ni por los comuneros que han sido guías del bosque de Loma Alta por más de cuatro décadas.

El hurón o grisón (Galictis vittata) captado con una serpiente en la boca. Foto: Cortesía BioS - Centro de Investigación Biodiversidad Sostenible

“No se trata de investigar y nos fuimos. Damos charlas de educación ambiental a los comuneros porque ellos son la primera línea de defensa, si no saben lo que tienen por más que la gente de la ciudad queramos proteger pues no servirá”, afirma el especialista.

Una de las problemáticas del bosque muestreado es la presencia de animales domésticos, como vacas, caballos, perros y gatos ferales. “Estos pueden llevar enfermedades a los animales silvestres del bosque”, agrega Barros.

Abel Gallo, director de investigación de Japu, afirma que los habitantes de las dos comunas donde ya culminó el programa de educación ambiental desconocen la importancia que tienen algunas de estas especies para el ecosistema, como la de controlar las poblaciones de otros animales o inclusive las plagas en sus sembríos.

Los murciélagos, las serpientes y ciertos felinos que consumen pequeños vertebrados como ratones mantienen un equilibro en el ecosistema con el control de plagas. “Con la retroalimentación que hacemos a los habitantes se les queda ese conocimiento, entonces en un encuentro futuro ya no los ahuyentarán o matarán”, asegura Gallo.

Un cabeza de mate (Eira barbara) en la cordillera Chongón-Colonche. Foto: Cortesía BioS - Centro de Investigación Biodiversidad Sostenible

Con ciertas especies hay más conflictos como con los ocelotes, que están en el bosque seco que rodea a Guayaquil y cubre la cordillera Chongón-Colonche. “Al invadir el territorio de ellos con la granja o el corral para aves, pues este felino busca la manera de depredar a otro animal gastando la menor cantidad de energía posible, entonces la gallina es una presa fácil”, indica el especialista.

Otra amenaza de la fauna silvestre es la caza deportiva que practican personas que llegan de ciudades más grandes como Guayaquil . “Esto es prohibido y penado en el país, solo se permite la caza por subsistencia en comunidades específicas donde se tiene constancia de que el animal cazado es aprovechado por los habitantes de la zona”.

El ocelote (Leopardus pardalis) es atropellado en algunas ocasiones por quienes transitan por la vía a la Costa desde o hacia Guayaquil. Foto: CORTESÍA BioS - Centro de Investigación Biodiversidad Sostenible

Los animales cazados son como trofeos para estos cazadores. “Esta es una percepción histórica, lamentablemente. Ya sea por su piel, su morfología, sus dientes, garras, la forma del cráneo. Es conocido que a los felinos los cazan para hacer alfombras con su piel”, menciona Gallo.

La práctica de la caza ilegal es una de las causas que han llevado a que muchos de los mamíferos de la región Costa estén al borde de la extinción. Estudios indican que el bosque seco es uno de los ecosistemas más amenazados a nivel mundial.

Un inventario para determinar el estado del jaguar en la región Costa del Ecuador

El objetivo de la investigación de la Asociación de Conservación e Investigación Japu en conjunto con BioS-Centro de Investigación Biodiversidad Sostenible es hacer un muestreo de toda la fauna que hay en la cordillera Chongón-Colonche.

Los bosques protectores Salanguillo y Febres Cordero serán los nuevos lugares donde se colocarán las cámaras trampa. Ambos serán muestreados al mismo tiempo con once y seis cámaras trampa, en su orden.

“En dos a tres meses las colocaremos tras hacer la logística”, indica Cristian Barros, presidente de Japu.

La idea es avanzar hasta Manabí y captar si el jaguar también persiste, el estado de su alimento silvestre y establecer programas de conservación de este felino. (I)

Hay perros ferales en la cordillera Chongón Colonche. Foto: Cortesía BioS - Centro De Investigación Biodiversidad Sostenible