En Tarifa, una parroquia del Guayas, Yilda Banchón empezó a cantar cuando apenas tenía 6 años. Mientras otros niños jugaban, ella estaba frente a miles de personas buscando un sueño que perduraría. La primera vez que sostuvo un micrófono y pisó un escenario comprendió que no era un pasatiempo. La música iba a ser su vida.
Su padre la acompañó a un programa infantil llamado Pequeños brillantes, y esa experiencia abrió la puerta a lo que vendría después. No había otra opción, nunca la pensó. Con el tiempo llegaron clases de canto, modelaje, actuación, oratoria y todo lo que podía sumar a una niña que soñaba con ser artista. Hoy, con 23 años, habla de un momento crucial en el que siente que debe ir más allá.
“Ahora me siento como en ese límite en el cual yo digo: ha llegado el momento de hacer algo más grande. Como artista eres el cerebro de todo lo que quieres proyectar y estoy con esa algarabía de seguir sacando música”. Ese paso lo marca Falso original, sencillo estrenado a finales de agosto en todas las plataformas digitales.
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Es la primera salsa de su carrera, un género que creció en su entorno familiar y que siempre escuchó en casa. “Siempre muestro lo que soy, lo que me gusta, lo que me identifica. Tarifa es mi hogar, y me encanta compartir esa parte personal”, dijo la artista. La producción estuvo a cargo de su pareja, el guitarrista y productor Elvis Guapulema.
La letra del tema habla de engaños disfrazados de amor, pero ella cuenta que la historia no es propia. “Siempre me ha gustado inspirarme en los demás. Saber qué sienten las otras personas me ayuda a escribir. Falso original prácticamente es para mi mejor amiga, que estaba pasando por un momento difícil”, confiesa.
La familia que la acompaña
Sin embargo, para ir entendiendo a Yilda hay que desglosar sus pilares fundamentales, aquellas personas que vieron su crecimiento desde el primer día. Yilda es hija única y lo menciona como una bendición. Sus padres no solo la acompañaron desde pequeña, sino que se han mantenido como parte fundamental de su carrera. “He tenido la fortuna de que mis padres estén conmigo todo el tiempo. Ellos no solo han sido papá y mamá, han construido conmigo este trabajo”. Esa presencia le dio seguridad en los primeros años, cuando era más vulnerable a un medio exigente. Ahora, sin embargo, empieza a transitar caminos sola.
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El viaje a Medellín marcó esa independencia, con la experiencia de vivir unos meses lejos, en un entorno musical que se mueve a gran velocidad. “No me chocó nada como tal, incluso me quedé como más asombrada de ver todo el movimiento y de las oportunidades que uno encuentra cuando decide salir de su zona de confort. Yo también me apuré por crecer a ese ritmo y fue increíble”, admite.
Su novio, Elvis Guapulema, ha sido parte esencial de ese proceso. Guitarrista y productor, se conocieron cuando ella ofrecía un show para una marca y él fue convocado como músico. Llevan más de dos años de relación y construyen juntos tanto en lo personal como en lo profesional.Él gira con artistas como Alex Campos y se abre paso en la escena cristiana internacional, lo que ha reforzado la idea de pareja como apoyo mutuo.
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El amor y la madurez
En ella hay un descubrimiento que antes no había compartido con tanta apertura como ahora y es saber cómo vive la joven su romance.
¿Qué significa para ti estar enamorada?
Es un sinnúmero de responsabilidades, porque más allá del amor en una relación se crean áreas que se deben fortalecer. Para mí es una responsabilidad llena de amor, con muchos pilares que se deben cuidar.
¿Cómo te describes cuando amas?
Soy muy tranquila, soy de detalles, de tiempo, de conversar. También soy muy brava y estricta, porque mis padres me han dado estabilidad y eso no lo negocio con nadie. Si alguien llega a mi vida, debe respetar esos puntos claros.
¿Qué has aprendido del amor?
Que hay que tener mucha paciencia y bastante comprensión. A la final te unes a alguien que es un mundo diferente y si no hay empatía, la comunicación no sirve.
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Futura abogada
La música ha sido el hilo que atraviesa toda su vida, pero no es en lo único que se encuentra trabajando. Mientras seguía construyendo su carrera, Yilda decidió estudiar Derecho a distancia. Fue una elección estratégica ya que quería tener las herramientas para defender sus propios contratos, entender los procesos legales y no depender por completo de terceros.
“Me ha servido muchísimo, no solamente para defender mis contratos, sino también en la oratoria, en cómo me comunico. Existe una rama llamada Entertainment Lawyer, que son abogados de artistas, y me gustaría irme por ahí”. A pocos meses de culminar la carrera, puesto que se gradúa en diciembre, hablar de una cantante que al mismo tiempo es casi abogada puede sonar inusual, pero en su caso se entiende como una decisión para blindar su propio futuro.
Dos versiones de sí misma
Esa misma búsqueda de equilibrio se refleja en su carácter. En el escenario es extrovertida, baila, canta, improvisa, se tira al piso si hace falta. Fuera de cámaras es todo lo contrario. “Soy muy callada. Puedo quedarme en un mueble todo el día sin hablar y estar feliz”.Ese contraste la sorprende incluso a ella, porque desde pequeña aprendió a mostrarse como figura pública.
La Yilda que se ve en redes es la misma que empezó en televisión infantil, pasó por realities como Soy el mejor y MasterChef Celebrity Ecuador, y que mostró desde temprano una disposición a exponerse.Sin embargo, existe otra cara que se guarda para los más cercanos, en la que predominan el silencio y la tranquilidad. Le gusta pintar de forma digital, ilustrar y diseñar su propia ropa, algo que pocos saben, pero que la acompaña desde hace tiempo.
Las críticas y la independencia
En cuanto a su relación con el público, reconoce que ha cambiado con los años. “Mi familia me ha hecho vivir tanto lo que tengo que para mí los momentos personales son más importantes que los comentarios.” Lo que sí siente es que todavía falta mostrar una versión más madura de sí misma.
“Todavía me falta mostrar más, pero es una Yilda más grande, más madura y sobre todo real.”
La independencia es otro de los temas que atraviesan su vida. “No lo veo como libertad porque nunca me sentí encerrada, lo veo como un espacio de tiempo. Es un paso hacia adelante.”
Lo que viene
En Medellín vio cómo se mueven los compositores, productores y cantantes, y comprendió que debía subir la velocidad de su propio proceso. Allí compuso nuevas canciones y empezó a pensar en proyectos más grandes, como un álbum.
“Me causa intriga ver cómo reaccionan al encontrar a una Yilda más grande, con otros pensamientos y más experiencias por contar.”
Hace un par de años grabó una bachata llamada ¿Qué nos faltó?, que se convirtió en favorita de su público. Luego vino Quiero saber, junto con Ren Kai y Ñusta Picuasi, y más tarde Cumbia ligera con Andreína Bravo.
Ahora, cuando habla de independencia, de amor, de familia, de redes sociales y de proyectos, lo hace desde la conciencia de alguien que lleva más de una década en un medio exigente.La diferencia es que ahora se siente lista para dar el salto.
Yilda Banchón quiere un público más amplio, canciones que viajen fuera de Ecuador y una carrera que combine sus raíces con lo aprendido en sus viajes y presentaciones. En esa mezcla de pasado y futuro está el presente de una artista que, después de mucho tiempo de trabajo, está convencida de que llegó el momento de hacer algo más grande para su futuro musical. (E)




























