En 2015, Christopher Vélez, nacido en Nueva Jersey, pero criado en Loja, se presentaba en un programa de televisión que buscaba formar a la nueva gran banda juvenil latina. Junto con otros cuatro talentos seleccionados en La Banda nacería CNCO, uno de los fenómenos musicales más grandes de la música latina reciente.
Con ellos vivió giras mundiales, premios, discos, canciones que marcaron a una generación. Pero tras ocho años de éxito, la banda anunció su final y, con ello, cada integrante debía decidir cómo reconstruir su propio camino.
Hoy, sentado y más sereno, Christopher mira hacia atrás con muchisima gratitud, pero también con la claridad de quien necesitaba una pausa. Ese tiempo de silencio lo dedicó a su familia, a sus perros, a reencontrarse con una vida que durante años no pudo tener. De allí surgió un renacer que cristaliza ahora en sus primeros pasos como solista: primero con Quiéreme y ahora con el tema D’ lejitos, una canción que, según él mismo, marca un punto y aparte en su carrera.
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En entrevista presencial con esta Revista, el cantante repasa el antes y el después de CNCO, cómo vivió ese proceso de transición, el reto de escribir y grabar sus primeras canciones solo, el vínculo con sus fanes, su participación en el reality Top Chef vip, y la relación que lo mantiene siempre cerca de Ecuador, su país.
Una pausa necesaria
Al recordar el cierre de CNCO, Christopher admite que lo primero que sintió fue incertidumbre y nervios por lo que vendría después. Sin embargo, asegura que la felicidad fue más grande: “Logramos muchas cosas juntos, hicimos historia, y esa historia, gracias a Dios, me tocó vivirla a mí”. Reconoce con gratitud al equipo, a sus compañeros (Richard Camacho, Erick Brian Colón, Zabdiel De Jesús y Joel Pimentel) y a la fanaticada que los acompañó en todo el camino, pero confiesa que necesitaba alejarse y concentrarse en lo suyo.
Esa distancia lo llevó a pasar casi dos años en casa, retomando una vida normal con su madre y sus “hijos” perros, trabajando sin dejar de lado lo cotidiano. Fue ese espacio el que le permitió reencontrarse con la música y dar el paso de lanzar con todo su primera canción como solista.
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Él mismo define ese tiempo como un periodo de transición, extenso pero necesario para separar los dos mundos: el de CNCO y el de Christopher Vélez. “Estaba tan metido en CNCO que requería esa distancia”, afirma. Y aunque dice que quiere mucho al grupo y no cree que la banda se haya acabado del todo, siente que ahora le toca seguir el camino que Dios le marcó. “Quiero mucho ese proyecto y obviamente no creo que se acabe por completo, pero las cosas pasan por algo y Dios te pone caminos que debes afrontar y yo creo que este es el mío”.
La rutina agitada de conciertos y giras no la extrañó demasiado, los primeros días sí, pero pronto vino un alivio. Estar en casa le permitió darle sentido a esa pausa que decidió tomar con plenitud.
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Aunque ahora cada uno está en su camino, Christopher asegura que la relación con sus compañeros de CNCO sigue intacta. “Son mi familia. Vivimos cosas que no viviré con nadie más. Conozco a sus padres, ellos a los míos. El cariño sigue intacto”, dice.
Pasos en solitario
Su carta de presentación como solista fue Quiéreme, un tema que le tomó entre seis y siete meses de sincero y arduo trabajo “buscando el beat correcto, cambiando las letras, reordenando coros y versos”. Hubo diferentes versiones, incluso con ritmos de salsa y reguetón, hasta llegar a la que consideró la adecuada para mostrar a todos.
Para Christopher era vital que esta primera canción estuviera lo más perfecta posible porque tenía un propósito claro y especial: reconectar con su público, con la gente que nunca lo soltó. La experiencia de crearla fue muy distinta a lo que vivía en la banda. La escribió junto con Colón (de CNCO), y otro amigo, el cantante Joey Montana.
“Exploré emociones nuevas. La primera vez que la tocamos solo teníamos el coro, era muy básica, pero nos gustaba. Cuando una maqueta así funciona de una, es porque hay algo ahí”, explica.
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Ahora, en solitario, disfruta de una libertad total que antes no tenía, aunque reconoce que también trae consigo más interrogantes y más responsabilidad. “Con CNCO sí había libertad, pero teníamos que llegar a un concenso. Ahora al estar solo tienes muchas más dudas... dos personas piensan mejor que una. Pero sí, ahora la libertad es total, es mi música y mi carrera”.
Aun así, asegura que cada paso debe tener coherencia y estrategia: no se trata de saltar de un género a otro, sino de construir un camino claro y tener un plan de trabajo. Su sonido apunta hacia el pop urbano, bailable y dedicable, y aunque Quiéreme fue su introducción, su siguiente tema, D’ lejitos, explora un lado más sensual y discotequero.
Sobre esta canción, Christopher detalla que empezó a trabajarla entre octubre y diciembre del año pasado. Ya tiene lista la mezcla, el video, la promoción y la portada: “Solo falta darle play”, asegura. Su estreno está previsto para la segunda semana de octubre y, según él, marca un punto y aparte en su carrera.
Sus fanes, apoyo genuino
El rodaje de su primer videoclip, Quiéreme, tambien fue una experiencia muy especial. Empezó en Ecuador, en Guayaquil y en la playa, lo que le dio el impulso para continuar filmando en Perú, México, Argentina y hasta en Chile. “En todos lados recibí cariño. Pasaron cosas que no estaban planeadas, pero cuando haces las cosas con amor, suceden”, comenta y añade que en YouTube se puede ver un BTS de 15 minutos que documenta cómo fue todo el proceso.
El vínculo con sus seguidores ha sido una constante, aunque reconoce que durante la transición se ausentó bastante porque lo necesitaba. Al regresar, sintió que estaba listo para reconectar y Quiéreme fue la herramienta perfecta para lograrlo. Organizó dinámicas en Instagram para elegir fanáticos en cada país, usó un peluche como parte de la narrativa y lanzó retos de videos en TikTok que se viralizaron por completo.
Su regreso a la TV
En paralelo a la música, sorprendió a sus seguidores al aceptar la invitación para participar en Top Chef vip. La propuesta llegó alrededor de los meses de octubre y noviembre de 2024 y al inicio no quiso aceptarla, pero este enero, al revisar las fechas, coincidían con sus planes de lanzamiento. Fue una decisión de último minuto, pero gratificante, afirma.
“Escuché la propuesta y no me veía en un reality en esos momentos. Era un poco confuso todo, porque todavía estaba planeando todo con mis canciones... Pero me hizo click cuando en enero me vuelven a llamar y veo fechas de todo lo que tenemos que hacer y coincidían mucho. Entonces fue como que Dios me dijo, ‘tú tienes que estar ahí’. Me comuniqué con todo mi equipo y fue de último minuto que yo entré al programa. Yo fui con las ganas de promocionar mi música, más que todo, pero contentísimo por vivir esa experiencia”, menciona.
“Nunca me imaginé cocinar en televisión. Aprendí técnicas de repostería, carnes, salsas, emplatados y ciertos detalles que uno no sabe cuándo, por ejemplo, va a un restaurante y no entiendes hasta que te lo explican. Me llevé amigos, experiencias, alegría. Pude combinar comida y música, y acercarme a la gente en sus casas a través de la televisión”, recuerda con entusiasmo.
Fue eliminado en el noveno episodio del programa, convirtiéndose en el segundo en salir de la competencia. Aunque reconoció que la cocina no es su fuerte, vivió la experiencia con gratitud, aprendiendo técnicas culinarias y recibiendo el cariño del público hasta su eliminación. Si en algún momento llegara la invitación de participar en MasterChef Celebrity Ecuador, confiesa que lo “consideraría mucho”, porque le parecería increíble estar en un reality en su propio país.
Su presente
Actualmente vive en Miami, ciudad que eligió por motivos profesionales, al ser la sede de la música latina. Durante la transición sus rutinas eran simples: levantarse tarde, cocinar, pasear a sus perros, hacer ejercicio, patinar, jugar videojuegos. Ahora, afirma, “vivo y respiro música”. En estos dos años ha visitado Loja cinco o seis veces, más que antes cuando solo podía hacerlo en Navidad. Aunque su madre vive con él en Miami, en Loja están su abuelita, su tío y su hermano, por lo que reconectar con ellos sigue siendo vital. “Mi abuelita, que no usa redes, me manda posteos. Tener a la familia apoyando todo lo que hago lo hace más especial”, cuenta.
De cara al futuro, sus metas artísticas son claras y están trazadas: este año planea lanzar al menos dos temas más y el próximo, trabajar en su primer EP o álbum para presentarlo. También prepara presentaciones, firmas de autógrafos y dinámicas en Ecuador y México para acompañar el lanzamiento de D’ lejitos.
El cantante reconoce que en el tiempo de transición dudó de si seguir en la música, pero hoy está convencido de que ese es su propósito. “Sé que Dios me mandó a este mundo a hacer música. Lo sé porque lo siento y yo sé que ese es mi propósito de vida y no lo voy a dejar nunca. Estoy puesto para lo que sea, lo que venga y para defender a capa y espada mi música y a mis fanes. No lo voy a soltar nunca. Así que aquí me tienen de rato”, finaliza declarando. (E)