Estamos viviendo una nueva fase de la pandemia y sabemos que no será la última. Cada una de las versiones que nos tocó enfrentar nos enseñó algo. Lo que aprendimos de ellas nos ha permitido sobrevivir sanos y nos ha proporcionado las herramientas para mantenernos un paso por delante de la fatalidad.

Hemos sido afortunados, sin duda, pero mucho nos ha ayudado nuestra actitud, sobre todo en lo concerniente a desarrollar estrategias que nos evitaron la directa y peligrosa confrontación con el virus.

El más importante y poderoso de estos recursos fue tener la disposición para oír consejos y compartir experiencias y opiniones sensatas de fuentes fidedignas, que aun siendo muchas veces opuestas a nuestros puntos de vista originales, nos hicieron tomar las decisiones correctas. Tener esta mentalidad abierta fue gran parte de la diferencia.

No es fácil ser de mente abierta. Requiere ser receptivo a nuevas o diferentes posturas sobre un tema y poder evaluarlas objetivamente. Para esto se necesita ser tolerante con la manera de pensar de otros, no sentirse dueño de la verdad, ser innovador y estar dispuesto a “pensar fuera de la caja”.

Esto no significa creer cada cosa nueva que se oye, sino analizarla críticamente y usar el sentido común, la experiencia y la inteligencia para llegar a conclusiones lógicas, coherentes. El resultado final señalará nuestro correcto camino a seguir. Es imposible crecer como persona si uno rechaza las posiciones que no se alinean con la propia. Ser de mente cerrada es presagio de fracaso en todos los niveles; aun los más poderosos han caído por no tomar en cuenta opiniones alternativas.

Ser cerrado de mente es una seria desventaja, como lamentablemente ha sido demostrado en esta dura lucha por nuestra sobrevivencia. Las personas que no siguieron las nuevas pautas, que no evaluaron racionalmente y aceptaron las directrices orientadas a protegernos (usar mascarillas, confinarse) han sufrido en mayor proporción los estragos de la pandemia. Esto ha pasado en todo el mundo, lo que no es consuelo.

Afortunadamente, todos los días tenemos la oportunidad de revisar, modificar, enriquecer nuestro modo de pensar (aceptar vacunarse, por ejemplo) y así presentarle un frente más combativo al enemigo. Muchos seres queridos hubieran deseado tener esta oportunidad. (O)