Entre las experiencias cruciales de la existencia, el tiempo ocupa sin duda un lugar predominante. Un tema tan difícil de aprehender, tan resbaladizo, como apasionante. Es una experiencia que ha sido objeto de reflexión desde varios ángulos del pensamiento humano. Del tiempo se ocuparon tanto Parménides como Heráclito, sobre el tiempo escribió San Agustín una serie de reflexiones de enorme profundidad. Igual cosa puede decirse de Schopenhauer.

No es por un azar que el filósofo contemporáneo más influyente, Martín Heidegger, titulara su máxima obra como El ser y el tiempo. Igual cosa puede decirse de Paul Ricouer y su extensa obra Tiempo y narración. Fue precisamente el tiempo y el imposible sueño de encontrarlo una vez que se perdió, lo que inspira a Proust en su gigantesca travesía literaria, En búsqueda del tiempo perdido.

Thomas Mann en su Montaña mágica intenta igualmente lidiar con la experiencia del tiempo en múltiples escenarios. A lo que habría que añadir que la física moderna se construye precisamente sobre la inseparabilidad del tiempo de las tres dimensiones espaciales y su dependencia, por lo tanto, del movimiento del observador.

Y no se diga del discurso de la economía capitalista que ha reducido al tiempo a un bien escaso dada la rigurosa exigencia de los plazos, cronogramas, planes y otros. Curiosamente, a pesar de la importancia que el tiempo tiene en la política, poco se ha reflexionado sobre él desde esa perspectiva.

Y a pesar de todo estos esfuerzos y devaneos, el tiempo sigue como burlándose de todos. Sigue allí, sin dejarse comprender. “Si nadie me lo pregunta, lo sé”, dice San Agustín sobre el tiempo, “pero si intento explicarlo, no lo sé”.

'Tiempo' es el libro del filósofo y escritor alemán Rüdiger Safranski.

Bueno, eso es precisamente lo que trata de hacer Rüdiger Safranski en su interesante libro que lleva el simple título de Tiempo (Edit. Tusquet. Trad. Raúl Gabás. Barcelona, 268p), una obra que ha sido traducida a varios idiomas.

Al igual que Schopenhauer, Safranski inicia su reflexión sobre el tiempo con la experiencia del aburrimiento. Ese es una suerte de punto cero, la experiencia del vacío, ese suceder de los “ahoras” en un completo abandono sin tener algún suceso que despierte nuestro interés.

A partir de allí, el autor conduce con amenidad su investigación sobre este recurrir entre un pasado que se nos escurre y futuro que se vuelve presente en un instante, para concluir que el tiempo es probablemente el rasgo esencial de nuestra existencia.

El libro puede pedirse a la casa editorial o a librerías en España o México. (O)