En ese cumpleaños estaba leyendo mi blog, viendo el alma de mis lectores, cuando tuve un impulso: ¿por qué no invitar a diez de estas personas a la fiesta? Publiqué el mensaje diciendo que los primeros que escribiesen serían bienvenidos. Los diez primeros mensajes que recibí al día siguiente provenían de muy diversos lugares del planeta: Brasil, Japón, Inglaterra, Venezuela, Catar, etc. La fiesta se celebraría en Puente La Reina, en el Camino de Santiago (esto es, lejos de aeropuertos o medios de transporte normales). Por otro lado, no estaba seguro de si mis lectores habían entendido bien mi mensaje: yo los invitaba a la fiesta, pero no iba a pagar los gastos del viaje.