Dos siglos después de lo que se describe en sus páginas, arribó a mis manos El año del verano que nunca llegó, del escritor colombiano William Ospina. Lo que se explora allí son las fuerzas misteriosas que empujan a los seres humanos para realizar las creaciones más insólitas.

En la novela, inspirada en hechos reales, se recrea una reunión convocada por Lord Byron, el célebre poeta, en la Villa Diodati, cerca de Ginebra (Suiza). Allí se juntan la escritora Mary Shelley –de solo 19 años– junto a su hermana y su esposo, el poeta Percy Shelley, y otro escritor en ciernes, John Polidori.

Durante tres días y sus desbocadas noches, Lord Byron empuja a sus invitados a crear ‘la más horrible de las historias’. Ospina describe esos días y noches en medio de un clima oscurísimo con nieblas espesas, empujadas por vientos que venían de una colosal erupción volcánica del Tambora, Indonesia.

Temores actuales por cambios climáticos se ligan a catástrofes pero no a lo que sacudió los espíritus de la Shelley y Polidori, ella creando al Dr. Víctor Frankenstein y su monstruo, tomando pedazos de cadáveres conectados en su laboratorio a los rayos de las tormentas.

Y Polidori presenta por primera vez a un vampiro, esos “muertos en vida” que décadas después inspiraron a Bram Stoker para su novela Drácula. En su reportaje, Roberto Aspiazu va más a los hechos, pero su visión de esos personajes de la vida real es crucial en la historia. Crear el terror puede ser obra de fenómenos desconocidos. (O)