Un estudio indica que una paciente de COVID-19 sufrió una perforación del revestimiento del cerebro tras someterse a una prueba nasal para detectar el virus. La mujer tenía una condición poco común no diagnosticada y la prueba que recibió pudo haberse realizado de manera incorrecta, por lo que se cree que el riesgo de las pruebas nasales sigue siendo baja.