Muchos creen que los pacientes que se recuperan de COVID-19 tienen inmunidad contra la reinfección porque la mayoría desarrolla una respuesta de anticuerpos neutralizantes. Sin embargo, hay evidencia de que en algunas personas los niveles de anticuerpos se desvanecen después de pocos meses.

A esto se suman reportes que señalan que el material genético del virus (ARN) puede crecer y menguar de manera cíclica en las secreciones respiratorias de los convalecientes hasta por tres meses (siguen dando positivo por largo tiempo).

Hasta ahora, no estaba claro si estos pacientes eran portadores prolongados del virus o si tenían una reinfección por otra cepa de SARS-CoV-2, porque no se había realizado la secuencia del genoma del virus para diferenciar entre esas dos posibilidades.

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Sin embargo, el 24 de agosto, un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Hong Kong anunció que se realizó la secuenciación del genoma del virus en un ciudadano hongkonés que estuvo enfermo en abril y que tuvo un segundo episodio en agosto, 142 días después. Las cepas, dijeron, son de linajes claramente diferentes. La primera infección corresponde a cepas halladas en Estados Unidos y Reino Unido, mientras que la segunda estuvo relacionada con cepas halladas en Suiza. Las autoridades de salud habían creído inicialmente que se trataba de un portador persistente del virus y que había recaído.

Este caso ilustra que la reinfección puede ocurrir apenas unos meses después de la recuperación de la primera infección. La universidad sugiere que es poco probable que la inmunidad de rebaño elimine el nuevo coronavirus, sino que este puede persistir de forma estacional en la población global humana tal como los otros coronavirus asociados con el resfriado común, aunque con síntomas más ligeros en las infecciones posteriores. Esto porque, a pesar de tener una infección aguda evidenciada por el alto nivel de inflamación y de aparición de anticuerpos, el paciente (33 años, sin enfermedades crónicas) fue asintomático durante el segundo episodio.

El equipo también considera que, dado que la inmunidad dura poco, la vacuna podría no brindar protección de por vida contra el COVID-19, y por eso también deberá incluirse en los ensayos a personas que ya tuvieron un episodio de infección, y estos deben mantener las mismas reglas de higiene, distanciamiento social y uso de mascarillas.

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¿Qué otras afirmaciones se pueden hacer a partir del estudio del genoma del virus? El profesor Francoise Balloux, director del Instituto Genético del University College de Londres, expresó que no hay nada en el genoma del SARS-CoV-2 que indique que pueda haber sido intervenido por ingeniería genética o trasladado a células humanas, sino que parece como muchos otros coronavirus que circulan en una gran variedad de vertebrados.

There's nothing special about #SARSCoV2's genome, no indication whatsoever it may have been engineered, passaged in human cells, or whatnot. It looks like just one of the many coronaviruses that circulate in a variety of wild vertebrates (see below). Figure credit: @LucyvanDorp https://t.co/5ehwmT6h7R pic.twitter.com/uc3yNTN7Mw