El estudio en casa y la educación en línea son experiencias distintas. En la primera, lo virtual es solo uno de los componentes, que permite el contacto con los profesores y los compañeros del niño, un momento de entrega de contenidos y de socialización.

Pero el estudio ocurrirá más allá de esa conexión, con la figura del tutor, alguien que no será el maestro, sino los que viven con el estudiante, padres, hermanos o abuelos.

En la educación netamente virtual, en cambio, no se precisa del tutor. “Recibes insumos a través del website, un video, un audio y nos despedimos”, comenta Soledad Jarrín, directora editorial de Santillana. Se espera que el alumno sea capaz de hacer el resto solo.

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Plataformas de apoyo

Los alumnos de educación básica en Ecuador seguirán la educación en casa. Santillana, menciona Jarrín, ha preparado dos plataformas gratuitas para acompañar a los niños y sus familias: SantillanaEstudioEnCasa.com y RepasoSantillana.com, con material para trabajar las áreas de Lectura, Inglés, Matemáticas, entre otras.

Ambos espacios fueron creados para la cuarentena, de sencillo acceso, con un menú básico graduando los materiales según el año de educación escolar.

Incorporaron, además, un proceso de acompañamiento a los docentes, para darles estrategias que faciliten el trabajo. ¿Qué se requiere del maestro? “Flexibilidad para adaptar los materiales a las necesidades de su grupo y a los distintos momentos educativos”, indica Jarrín.

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El profesor, en general, es recursivo y puede sacar adelante la clase, considera la pedagoga. Pero los fines de semana quedan en manos de los padres. Los sitios web incluyen plantillas para que las familias descarguen, recreen e impriman juegos.

¿Y si no hay papel y tinta o impresora? “Las fichas que hemos cargado están en formato de Word. Pueden descargarse, completarse y enviarse por correo electrónico al profesor”.

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Encuentros multimodales

Tampoco habrá una única manera de hacer educación en casa en Ecuador, amplía Mauricio Pinchevsky, vicerrector de la unidad educativa San Benigno La Salle, ubicada en La Prosperina, Guayaquil. Está la realidad de las escuelas rurales, a las que acude un profesor una vez a la semana a dejar el material; otros centros entregarán folletos impresos a los padres, y algunos enviarán las instrucciones por WhatsApp.

De los 2 500 000 estudiantes de la Costa, un millón inició el año lectivo sin computadora o dispositivo electrónico ni conexión a internet, según estimó a fines de abril el Ministerio de Telecomunicaciones.

Para no dejar de lado a quienes no puedan conectarse de manera regular, se apela al trabajo de la familia: su integración a las redes de mensajería virtual de la escuela, más el uso de materiales impresos y de las plataformas en línea, cuando sea posible.

La educación particular, señala Pinchevsky, se apoya en plataformas asincrónicas (disponibles en cualquier momento) como Moodle y Classroom, donde estarán detalladas clases, explicaciones, ejercicios, foros y tareas. Las actividades serán interactivas. Y a esto se sumará el momento de encuentro por videoconferencia, que no es un sustituto de la clase tradicional.

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Para los adolescentes

En el bachillerato, los padres deben comunicarse con la institución, pero no intervenir en las videoconferencias de sus hijos. “Es una dinámica entre jóvenes, ellos necesitan espacios propios y uno de estos es el colegio”, opina el vicerrector.

Esta será la generación que les ayudará a los padres a montar un negocio en internet, a hacer trámites en línea. No es la primera vez que un grupo humano tiene que madurar más aceleradamente.

A los padres sugiere: Organizar el horario personal del joven. A qué hora se acuesta, duerme, estudia, se conecta, hace ejercicio, ayuda a hacer las tareas de la casa. “Muchas cosas son aprendizaje en este momento. No solo la videoconferencia”.

A los maestros: Centrarse en el aprendizaje del estudiante, más que en la metodología; conocer a sus alumnos, cambiar la forma de agruparlos para trabajar, preocuparse de que compartan en espacios seguros. Recurrir a formatos como el podcast, que permite escuchar mientras se realiza otra actividad. “Así como se mezcló para nosotros el trabajo y la vida familiar, para ellos también, y hay que llevar eso a un buen nivel; todo momento es aprendizaje”.

Y a todos, reconocer que el cambio iba a llegar, solo se ha adelantado a causa de la nueva realidad. “Estamos en la tercera década del siglo XXI, todas las actividades humanas han tenido cambios fuertes, menos la educación”.