La pandemia del coronavirus, que ha obligado a la población a recluirse, ha privado de uno de los ritos de nuestra cultura: el velatorio de los difuntos, las despedidas de cuerpo presente, la reunión de amigos y familiares de los fallecidos. Murió hace poco el poeta, ensayista y catedrático Rodrigo Pesántez Rodas y este breve texto es una despedida para el intelectual ecuatoriano, nacido en 1937 en Azogues, quien hizo de Guayaquil su lugar de residencia.

Doctor en Filosofía y Letras, escribió más de una veintena de libros. Los dos últimos son Panorama del ensayo en el Ecuador, de 2017, y el poemario Plenitud y ocaso del instante, publicado por El Ángel Editor en 2019. “Me he recocijado leyendo el bellísimo poemario tuyo. Es formidable y ha causado los sacudimientos espirituales, los oleajes de las ideas que siempre busco en la auténtica poesía”, dice un fragmento de una carta que el poeta Antonio Preciado le envió a Pesántez Rodas y que consta en la contraportada de Plenitud y ocaso del instante. El libro se cierra con el poema Carta sin final, dedicado a la memoria de la poeta Ana María Iza, quien fue su esposa. “No has muerto/ simplemente estás de vacaciones/ pronto regresarás con tu polvo sonoro/ a nuestros palpitares cotidianos/ porque supiste entregarnos en tus versos/ un lenguaje de asombros/ donde encontraste hasta en las piedras/ sus soles escondidos”, escribe Pesántez Rodas.

Me he recocijado leyendo el bellísimo poemario tuyo. Es formidable y ha causado los sacudimientos espirituales, los oleajes de las ideas que siempre busco en la auténtica poesía”.

El poeta logró tener vínculos literarios con grandes autores de la literatura en español, como Nicanor Parra, Gloria Fuertes, entre otros. En 1962 obtuvo el Primer Premio de Poesía Diario El Universo de Guayaquil y en 1996 el Frente de Afirmación Hispanista de México le otorgó el Premio Internacional José de Vasconcelos. Investigador incansable, rescató un documento valioso para la literatura ecuatoriana: la revista Motocicleta, del poeta Hugo Mayo. En mayo de 2019 acudió como público al programa de diálogos literarios ‘A vuelo de página’, que en esa ocasión estuvo dedicado a la escritora Carmen Váscones. Fue la primera de las varias veces que con entusiasmo regresaría a presenciar este programa, que en Guayaquil se ha convertido en un lugar de encuentro de la gente que ama la literatura. Junto con las catedráticas Dioselina Toral y Carole Peña, amigas y colegas de Pesántez Rodas, ‘A vuelo de página’ ideaba dedicarle a este maestro ecuatoriano uno de sus programas de la temporada 2020. La muerte ganó la partida.

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(...) Este escritor que supo aunar en su literatura profundidad y humor, sencillez y belleza".

De su extensa producción, tomo el poema Autorretrato (del libro Los silencios del bosque, 2001) para cerrar la columna y para mostrar los versos de este escritor que supo aunar en su literatura profundidad y humor, sencillez y belleza: “Este flaco Rodrigo desprovisto/ de neurastenia,/ callos,/ y virtudes,/ dice cosas absurdas que no entienden/ los señores que editan las palabras./ Por ejemplo,/ si dice: “libro viejo”,/ no es que al libro le nombra,/ es simplemente/ un deseo de amar doscientos años./ Si agua pide,/ no es porque tenga sed,/ es porque quiere,/ acostumbrarle al mar a sus naufragios./ Y cuando dice: “yo”,/ no es que se ha visto,/ simplemente ha sentido un trozo de hambre/ y un hueso/ y una deuda/ en el bolsillo”. Descanse en paz, poeta. (O)