La favorita es la nueva película del director y productor griego Yorgos Lanthimos que, junto con Roma, del mexicano Alfonso Cuarón, lideran las nominaciones a los premios de la Academia.

Ambientada en Inglaterra a principios del siglo XVIII, el filme es sobre la enferma reina Ana (Olivia Colman), quien está luchando contra varios padecimientos mientras trata de gobernar. El poder detrás del trono es lady Sarah Marlborough (Rachel Weisz), la mejor amiga de Ana, una aliada confiable del palacio y su amante secreta.

Sin embargo, su amistad comienza a derrumbarse con la llegada de Abigail (Emma Stone), la prima de Sarah, una joven con mala suerte que ha quedado relegada ahora como sirvienta, pero que anhela escalar de regreso a lo alto de la sociedad.

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Ana reinó de 1702 a 1714, durante un periodo turbulento que vio la incorporación de Escocia a Inglaterra para formar el territorio conocido como Gran Bretaña y la larga participación del país en la Guerra de Sucesión Española. No obstante, la única política que aborda la película es aquella relacionada con las estratagemas de la duquesa de Marlborough y su prima Abigail Hill para (ambas) ganar la preferencia de la reina.

“Me encantó cada aspecto del personaje de Abigail”, dijo Stone, quien en 2017 ganó el Óscar a mejor actriz por La la land.

“Me encantó interpretarla todos los días. No fue un desafío abordar este papel. Fue una gran alegría. Tenía toda la gama de emociones. No tuve que enfocarme en ser encantadora e inocente a menos que fuera necesario por alguna razón en específico, y siempre hubo razones para explicar su locura. Por encima de todo, es una sobreviviente”, dijo.

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Stone describe a su personaje como lúgubre, al iniciar la cinta, pero en realidad es una mujer con chispa, inteligente, que sabe cómo solucionar problemas como toda una estratega.

“Al igual que muchas otras personas, puede ser encantadora y empática, pero también oscura y a veces cruel. La reina también era todo eso, al igual que Sarah. Eran tres mujeres igual de poderosas, lo cual era sorprendente”, agregó.

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Antes de comenzar el filme, admitió Stone, no sabía mucho sobre la historia británica. “Sé más sobre la historia de Francia”, dijo. “Estaba obsesionada con María Antonieta cuando era niña. No sabía gran cosa de la reina Ana ni de Sarah, y había muy pocas cosas escritas sobre Abigail. Sin embargo, no sentí la necesidad de adentrarme en la investigación para interpretar este papel, que a menudo fue cómico y con un enfoque moderno a la narración de la historia”.

No obstante, sí tuvo que aprender reglas de etiqueta: cómo hacer una reverencia, sostener un abanico, sentarse y levantarse de una silla.

Por su parte, Olivia Colman tuvo que subir quince kilos para interpretar el personaje de la reina Ana, en el que a menudo aparece en escenas poco halagadoras. “Prefiero este tipo de personajes porque no hay presión alguna para ser alguien que no eres, y es evidente que no soy glamorosa”, afirmó Colman, quien se considera una persona que prefiere los pantalones jeans y un suéter manchado.

“Para interpretar a Ana no tenía que verme bien ni ser gentil, por lo que fue muy liberador y divertido”, explicó. “Me parece más vergonzoso tratar de verme bien. Creo que he tenido suerte de que me elijan para estos papeles porque es muy difícil para las mujeres y hombres jóvenes que son percibidos de cierta manera y luego ya no se les permite envejecer”.

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Colman interpreta a una Ana que tiene las mejillas caídas, se mueve con pesadez y es caprichosa; una niña-mujer voluntariosa que clama por atención y demuestra su inseguridad crónica volviéndose vulnerable, además de mostrar una profunda tristeza provocada por los diecisiete hijos que perdió en abortos espontáneos, por ser mortinatos o por morir siendo pequeños.

Sin embargo, no es la única ‘reina’ entre los personajes de su carrera actoral, pues también está fichada por Netflix para interpretar a la reina Isabel II, en la tercera temporada de la serie The Crown.