Tres personas se ubican alrededor de uno de los casi 30 árboles ubicados en la avenida Francisco Rizzo, vía que conecta Samanes 1, 2, 4 y 7, en el norte de Guayaquil. Rodeando el tronco colocan cintas de peligro para proceder con la tala.

Con motosierras, los trabajadores parten los pedazos grandes del tronco y raíces que aún están enterradas. Luego, con la ayuda de picos y una herramienta parecida a un cincel proceden a trocear la madera para retirarla de la jardinera que divide la avenida.

La temporada lluviosa provoca la caída de entre 120 y 150 árboles cada año en todo Guayaquil

Este trabajo les toma casi un día, dependiendo del grosor del árbol que fue talado. En esta avenida, por ejemplo, hay árboles de samán en los que su tronco tiene un radio de casi 1 metro.

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Hasta la tarde del miércoles, 1 de marzo, al menos 16 árboles de samán habían sido talados en la avenida Rizzo desde la Francisco de Orellana hasta la Isidro Ayora. En esa recta se prevén retirar unos 34 de forma paulatina, según personal de la empresa contratista que se encarga de los trabajos.

Estos trabajos han generado opiniones diversas entre los moradores de esta ciudadela icónica del norte de la urbe. Mientras algunos apoyan que se retiren los árboles muertos por el peligro que representan, sobre todo en época lluviosa, otros señalan que talarlos implica la pérdida de la identidad del barrio.

Paulina Gutiérrez, quien vive en la ciudadela Samanes 2 desde hace más de 20 años, dijo que la tala de los árboles icónicos del sector es algo que lamenta y refuta.

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Con cintas de peligro se rodea a los pedazos de tronco antes de retirarlos por completo de las jardineras. Foto: José Beltrán

Recordó que cuando tenía 10 años recorría diferentes puntos de la ciudadela y observaba a las grandes especies que en su momento estaban llenas de hojas verdes. “Es una lástima que por descuido nos talen el principal símbolo del sector, lo que nos caracteriza”, dijo Gutiérrez.

“No deberíamos quedarnos sin árboles, sin la parte verde, sin el corazón de un sector. Estamos volviéndonos un barrio gris, de cemento, sin nada que lo llene de vida”, dijo Carmen Salas, otra moradora de Samanes.

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La queja de la tala de los árboles también se trasladó a redes sociales. En Twitter, una usuaria escribió: “En la av. principal de Samanes 1 masacraron los árboles. Guayaquil no tiene áreas verdes, no tiene árboles y de remate los pocos que hay los cortan. Que pena”.

El usuario Xavier Ayala escribió: “Samanes, lugar donde pasé mi infancia, me crié cruzando la calle en medio de los árboles, que son el motivo por cual este sector se llama así Samanes, es una pena saber que están dando de baja para pavimentar las ceras, eso me dijeron y de ser cierto es un atropello a la naturaleza”.

Para Verónica Loayza, moradora de Samanes 7, la decisión de talar árboles es acertada. Con la lluvia de las últimas semanas, dijo, existía el peligro de que en cualquier momento los troncos muertos caigan sobre vehículos o sobre personas que suelen cruzar por la avenida.

“Aunque es penoso creo que fue acertado, no podíamos aferrarnos a algo que quizá genere accidentes”, afirmó.

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El Municipio indicó que los árboles que han sido talados son especies muertas. El peso del agua durante la temporada invernal, la afectación de plagas, enfermedades y lixiviados son algunos de los factores que perjudican la salud de los árboles y derivan en su tala.

Alborada, Sauces, Samanes, Guayacanes y Garzota figuran entre los sectores en donde se generan más caída de árboles añosos.

En los sitios en donde se han retirado las especies el cabildo sembró 81 árboles como el guayacán negro, samancillo, guachapelí, palo de ajo, algarrobo y roble. (I)