La ocupación hotelera del 2020 en Guayaquil cerró, en diciembre, con el 36,77% y eso porque los meses de enero, febrero y la mitad de marzo fueron “muy buenos”, si no, hubiesen bajado el 10% más. Normalmente, la ocupación hotelera se ubica entre el 60% y el 65% cada año.

Y solo esa pérdida en el alojamiento significó alrededor de $ 50 millones que no se vendieron en 22 hoteles registrados en la Asociación Hotelera del Guayas (Ahotegu), en Guayaquil. En este cantón porteño, según las cifras del gremio, hay entre 2.500 y 3.000 establecimientos de alojamiento en todas sus categorías.

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La situación también es crítica en este sector e incluso actividades impulsadas por el cabildo local y otros grupos privados, como congresos internacionales, convenciones, fueron suspendidas por los cambios en la pandemia. Fechas claves para las ventas, como el Día de la Madre, también quedarán en los sueños, dicen.

Pedro Iván Serrano, presidente de la Asociación Hotelera del Guayas (Ahotegu) y gerente del hotel Sheraton, norte de Guayaquil, expone parte de la realidad de su sector.

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Pedro Iván Serrano, presidente de la Asociación Hotelera del Guayas (Ahotegu), y gerente del hotel Sheraton. Cuenta que los empleados también están preocupados por el riesgo laboral, ya que la situación actual afecta a todas las empresas. Foto: Cortesía

“Hay muchos factores para analizar, tristemente se podría decir que no hay ninguno positivo. Primero porque ha pasado más de un año y estamos igual o peor, porque no existe una sola medida, de las que se han tomado, que ha sido como un aliciente para mitigar el golpe que se le ha dado a la industria en general.

Qué pasa con la hotelería y el turismo, que somos empresas de servicios y dependemos básicamente del factor humano por un lado y vendemos tangibles productos que no se almacenan, no se guardan, y lo que no se vendió en la hotelería, en el turismo, en las sillas de avión, se perdió.

Unos 2.300 millones en ventas se perderían en este confinamiento; medidas para proteger la salud, la vida y la economía son vitales, sostiene Miguel González, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil

Tenemos un inventario negativo de la oferta que no se puede recuperar jamás. El Gobierno ha sido, se puede decir..., se ha hecho como se dice ‘de la vista gorda del asunto’, teniendo en cuenta que nos ha dejado entre comillas trabajar. ¿Por qué nos ha dejado trabajar de alguna manera?, porque no nos ha dado ninguna ayuda, porque si no nos dejara trabajar y si no hay ayuda, pues estaríamos mucho peor de lo que estamos ahora. Ese dejar trabajar tampoco quiere decir que ha sido una maravilla, porque la pandemia es universal, la gente no se está moviendo simplemente porque hay problemas a nivel universal, entonces pagamos nosotros los platos rotos de alguna manera.

En el año que ha recorrido, Guayaquil y Ecuador se apresuró a abrir los aeropuertos en julio aproximadamente, lo cual fue bueno porque el mercado por lo menos internacional de Estados Unidos empezó a llegar estando cerrados Colombia, Chile, Perú, Panamá... En noviembre abrió Colombia y la cosa empezó a mejorar. Aparentemente venía en mejora después de haber pasado meses terribles como abril, mayo, junio (2020), donde la ocupación fue casi del 6, 8, 14% de la hotelería en general… Después de pasar por ese rango llegó octubre, un repunte positivo y dijimos: esto se arregló aparentemente. No duró sino un mes. Llegó noviembre, diciembre y para abajo.

No hay vacunas, no hay reactivación, no hay solución; hay deudas y créditos impagos, dice Holbach Muñetón, de las Cámaras de Turismo del Ecuador

De alguna manera lo que más ha generado inconvenientes es que no ha habido una línea de comportamiento en el análisis de las medidas tomadas. Las medidas se tomaban y se cambiaban casi que en uno o dos días después y eso lo único que creaba era confusión. Y ante la confusión, la gente dejaba de hacer las cosas.

En el caso de los hoteles, nosotros dependemos de los huéspedes en su totalidad o en gran medida. Y eso se paró totalmente. Venía la gente por trabajo, turismo no. Pero lo que nosotros vendemos, que también son alimentos y bebidas y eventos en especial, que es muy fuerte, murió absolutamente. Se acabó todo. No tenemos huéspedes, no tenemos alimentos y bebidas, no hay ayudas, no hay un crédito decente para mitigar la problemática de la falta de flujo, porque hay que tener en cuenta que los hoteles son negocios costosos en su inversión y de costos fijos altos en su manejo, que si no se mitigan, las pérdidas son muy grandes, porque no hemos cerrado. Seguimos con una nómina de personal elevada a pesar de haber reducido bastante y si no se toman esas medidas y si no hay ningún incentivo por otro lado, tendemos a desaparecer.

‘Me dicen: Jefa, tratemos de salvar los empleos’, cuenta Francesca Ferrero, de la Asociación de Restaurantes del Guayas, sobre la situación de su sector

Hoy siguen dos hoteles cerrados en la ciudad y toda la hotelería para este mes no creo que pase del 30% de ocupación. El mes pasado, marzo, terminamos con el 42%. Creo que este mes se va a bajar a entre el 30% y el 25%, lo cual es fatal porque no nos da para cubrir los costos fijos, todo vamos a pérdida en estos momentos… Qué está primero, la salud o la economía…? Nosotros no queremos que se muera nadie, pero también queremos sobrevivir en el tiempo, amparados de mantener nuestra actividad y negocio… Qué va a pasar ahora, se reguló el cierre en la noche, todos los días, y fin de semana, no puede decir que la medida está bien porque la situación no está fácil. Si esto conduce a que mejore todo, es una buena cosa… Pero qué pasa, no hay conciencia de la gente en su manejo, no hay control en muchos aspectos como la movilidad. Cierra el transporte privado y (se) obliga a la gente a usar transporte público y el transporte público funciona atestado de personas y eso conduce a que haya más contagio y contaminación.

El sector privado no pide subsidios, sino facilidades para salir de la tragedia y poder trabajar, cuenta Nicolás Romero, de Mercado del Río

Entonces, no hay medidas como coherentes y con un sentido de buscar solución. Cierran los hoteles y los parques públicos y la gente se va al mall, a la Bahía, y quién los controla, nadie… Pero en un hotel, si se bailan dos cumbias le caen todo el mundo, cumpliendo además las medidas, que está haciendo control y todo... siempre llevamos la de perder. No tenemos ninguna esperanza de poder mejorar si esto no mejora de aquí a un par de meses...

La situación a corto plazo va a estar muy grave. Ojalá que el nuevo Gobierno mitigue, entienda, para que nos dé algún aliento para salir adelante. La situación está bastante complicada, si en un año no aprendimos, creo que es tarde, porque hoy no hay ni siquiera una cama de hospital disponible para alguien… Los hoteles de Chile son hospital, por ejemplo, para gente que no está requiriendo una sala de cuidados intensivos, para controlar, pero eso lo toma el Gobierno y le paga al hotel lo que vale la habitación y pone su personal..., es decir, a través de esos hoteles ayudan a subsanar parte del problema de salud y ayudan a subsanar parte del problema económico del hotel simultáneamente… es una forma de ayudarnos”. (I)