Víctor Díaz era guiado por Alfonso Espinoza sobre movimientos de los dedos que tiene una prótesis mioeléctrica que se le colocó en el antebrazo derecho. Ubicado en una silla junto a una mesa, el hombre de 34 años en días pasados utilizó a manera de prueba el aparato para afinar detalles técnicos antes de la entrega definitiva.
En el espacio donde se desarrolla este programa, en la plaza Colón, Díaz dijo tener optimismo y expectativa de recibir la prótesis para facilitar sus labores en el área de supervisión de obras civiles y también en sus actividades cotidianas sobre todo al compartir con sus seres queridos.
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“Con mis hijos ahora poder llevarles de la mano y desenvolverme mejor en el trabajo”, mencionó el guayaquileño, sobre sus principales anhelos.
Él es uno de los primeros beneficiarios del plan Dame una Mano, que está a cargo de Espinoza desde mediados de este año.
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Espinoza, creador de las prótesis mioeléctricas y representante del proyecto Dame una Mano, impulsado por la Empresa Pública Municipal de Desarrollo, Acción Social y Educación (DASE), contó que desde mediados de junio empezaron con la elaboración de los primeros 20 aparatos para entregar a igual número de beneficiarios hasta diciembre venidero. Cinco ya han sido puestos a disposición de los beneficiarios en las recientes semanas.
Estas prótesis mioeléctricas, con las que pueden cargar objetos de hasta un kilo y medio y cuentan con una autonomía de ocho horas, funcionan con sensores electromusculares que van sobre la piel de la persona y captan, a su vez, la señal eléctrica que se produce en el músculo cuando se contrae.
Con estas señales, al tener la musculatura de los brazos, los beneficiarios que no tienen mano pueden controlar el movimiento de las manos, contó Espinoza, durante una demostración.
El ingeniero electrónico explicó que en la fabricación primero realizan una evaluación eléctrica en los brazos con uso de sensores, luego para tomar la forma del brazo se realiza un escaneo en 3D y posteriormente con ese archivo digital se puede fabricar la parte que calza en el brazo del beneficiario o también conocida como socket.
El proceso se completa con la fabricación de otros elementos como la tarjeta electrónica, con su debido código de programación, y otras piezas con plástico PET, policarbonato y aluminio. La elaboración de una prótesis puede tomar entre dos y tres semanas, estimó Espinoza.
Por ahora, los beneficiarios han sido receptados por medio de las convocatorias abiertas y canales de comunicación de la DASE. Cada uno de los postulantes es previamente entrevistado por una socióloga para determinar si es apto a recibir la prótesis y en conjunto con la DASE se van analizando y escogiendo a los beneficiarios.
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Espinoza, quien ha estado involucrado desde su vida estudiantil con el tema de prótesis, contó que estos aparatos mioeléctricos a nivel mundial con marcas americanas y europeas pueden costar de $ 20.000 a $ 100.000. No obstante, las fabricadas a través del proyecto están valoradas en $ 4.000, aunque a los postulantes se las entrega de manera gratuita. Su tiempo de utilidad puede ser de tres años aproximadamente.
“Es un sueño que estoy cumpliendo porque siempre quise desde la universidad poder hacer algo que tenga que ver con mi carrera y ayudar a las personas, eso creo que es un anhelo que tiene mucha gente en un trabajo muy chévere, estoy superfeliz de poder entregar las prótesis de manera gratuita”, dijo el ingeniero graduado en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, que además ha estado involucrado con dos empresas de automatización, en Celec-Transelectric como supervisor electromecánico y electrónico, y con su propio emprendimiento de impresión 3D.
En paralelo, en la sede, situada en los bajos del cerro Santa Ana, cada semana se dictan capacitaciones de impresión 3D y clases de robótica para colegiales y universitarios.
En las tareas del armado de las prótesis colabora también el asistente técnico Carlos Becharrelle, mientras que el ingeniero mecatrónico Christian Tayupanta ayuda en la otra área del programa enfocada en las capacitaciones. El equipo se completa con la socióloga Sara Donoso, quien colabora con las entrevistas a los postulantes y la parte administrativa del proyecto.
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Por ahora, Alfonso Espinoza mencionó que hay cupo para diez beneficiarios más.
“Se busca incentivar el conocimiento tecnológico de los chicos porque muchas veces en escuelas públicas es complicado que tengan clases de robótica, que conozcan ese tipo de tecnologías y en el futuro tal vez se decidan por una carrera de ingeniería, colocar una semilla de un ingeniero”, comentó.
Jorge Acaiturri, director de la DASE, coincidió en que el proyecto Dame una Mano busca trasladar la tecnología e innovación a quienes más lo necesitan con capacitación en impresión en 3D, así como los clubes de robótica de colegiales y universitarios.
“Que estos mediante sus conocimientos puedan construir prótesis a quienes más lo necesiten”, resaltó.
El funcionario indicó que estas prótesis mioeléctricas tienen sensores para permitir hasta nueve movimientos desde tomar una jarra hasta un pequeño chocolate.
Además de la entrega de las cinco prótesis, el funcionario resaltó que en materia de capacitación se ha involucrado a 400 beneficiarios de los cursos de 3D e introducción a la robótica. La inversión en el proyecto es de $ 108.850, agregó.
“Estamos considerando ante la alta demanda que existe tanto de solicitud de prótesis como de capacitaciones aumentar el trabajo para atender las grandes demandas ciudadanas”, dijo.
En la actualidad, por su parte, Alfonso Espinoza dijo que se está armando un proyecto para el próximo año ampliar el programa a toda clase de prótesis, como pierna, mano incluyendo antes de codo, y continuar con capacitaciones.
Información
Para más detalles sobre este programa se puede llamar al número de la DASE: 04-259-4800. (I)