El agua salía con fuerza desde varios agujeros formados en la base de una pared lateral de la vivienda de Néstor Carpio, en la cooperativa 28 de Mayo, que se ubica en las faldas del cerro Paraíso, norte de Guayaquil.

Allí, la tarde del martes anterior, la madre del ciudadano barría todo el líquido hacia la parte exterior para que descienda por la cuneta de la calle que da a la avenida Carlos Julio Arosemena.

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Los dueños de viviendas y locales comerciales de esta cooperativa, ubicados en las faldas del bosque, expresaron su preocupación porque el agua rezuma tanto en el interior de los inmuebles como en los patios. Esa ha sido una constante en esta época invernal.

Con las intensas lluvias que se han registrado recientemente, los moradores viven una pesadilla por la bajada de agua desde lo alto del cerro. Son entre 16 y 20 viviendas directamente afectadas en la manzana 5, desde el cerro hasta llegar a la av. Carlos Julio Arosemena.

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Con las lluvias e incluso cuando las precipitaciones se calman, las hileras de agua en descenso se observan tanto en aceras, en la parte frontal de los predios, como en el área de vegetación que colinda con la parte trasera de los patios.

Incluso, según los moradores, parte del agua brota del subsuelo y, además, desde el interior de viviendas se escucha el descenso del agua, en la parte inferior de las casas.

Óscar Nole, presidente del Consejo Barrial de la coop. 28 de Mayo, refirió que el problema proviene de la aparente formación de cascada en lo alto del cerro, que sigue por diversas hileras por la zona trasera de las viviendas. Eso generó la formación de un riachuelo y en la búsqueda de desfogue el agua se filtra por debajo de las casas.

“Está socavando todos los cimientos de las viviendas, en cualquier momento, Dios no lo permita, en un fuerte temblor se nos rajan las casas o se nos van a hundir. Es un problema bastante serio”, dijo el dirigente, quien también es uno de los afectados.

En su predio, por ejemplo, tiene daños en anaqueles de la cocina, en varias paredes la pintura se ha soplado y son constantes las filtraciones desde el subsuelo. En una visita de este Diario se constató que el agua brotaba del piso, pese a que no había lluvia desde hace horas.

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Nole y los vecinos han pedidos al Municipio atención a esta problemática, así como a otras entidades a cargo de la competencia del agua potable y alcantarillado. La semana pasada, el concejal Jorge Rodríguez se acercó a constatar la novedad.

Tras ello, los vecinos dirigieron un oficio a las autoridades para que se permita hacer un ducto cajón que canalice el descenso del agua que provendría de lo alto del cerro.

Por ahora, algunos vecinos han alzado sus enseres con bases de madera para evitar daños y en viviendas con patios han realizado canales para que el agua fluya hacia la calle y la parte baja del cerro.

“Se escucha por las rejillas cómo corre y no es un riachuelo, son algunos que se escuchan, uno va atrás de la casa y se escucha. Tenemos terror de, Dios no lo permita, alguna desgracia, por eso hemos pedido a las autoridades, ojalá no sea como Alausí, que los habitantes dijeron que había peligro y ahora sí están las autoridades. De qué vale eso, tiene que ser antes para que tomen cartas en el asunto”, dijo Nole, quien además tiene una habitación con rajaduras, que atribuye a este escenario de filtraciones.

Moradores de la coop. 28 de mayo piden solución a presencia de vertientes de agua que incluso ingresan a sus predios y resumen en el interior de viviendas. Foto: José Beltrán

Al avanzar por la calle 28 de Mayo en una vivienda la pared de un cerramiento tiene fisuras y en un área de jardín exterior hubo un hundimiento. Desde el interior de varios de los predios, durante el transcurso de la tarde del martes, se observaba la salida de agua que luego seguía su descenso por la calle.

El vecino Néstor Carpio, quien vive en la coop. 28 de Mayo desde hace cuatro años, consideró que se debería realizar un colector del agua que desciende del cerro.

Él contó que hubo un intento de vecinos con maquinaria pesada, pero no se pudo por la inestabilidad del terreno y el problema persistió con el ingreso de agua por distintos frentes. Además, en la parte alta, lideró la realización de un canal para tratar de redirigir el cauce del agua que desciende del cerro.

“Hay que encontrarse la solución ya, hay que prevenirlo, así como hay que limpiar canales en otro lado, donde los hicieron para canalizar el agua”, sostuvo.

Por ahora, en medio de la desesperación, en su casa el hombre usó un taladro para realizar esa serie de huecos en un pared lateral con el fin de que el agua salga con presión a un patio lateral y así evitar que sig subiendo el nivel en el interior, puesto que ese escenario se daba con mayor fuerza en caso de lluvias.

Además, contó que planea cavar treinta centímetros para instalar un tubo de desagüe que capte el agua que aparece en su patio y luego la conduzca hacia la calle.

“En anteriores inviernos era leve (la caída de agua), no pasaba así, pero este año se desbordó todo porque en la parte alta del bosque hay como un lago y no para de bajar (el agua) y no se está canalizando”, refirió.

Otra vecina, Mariuxi Coronel, mencionó que suele observar el paso de agua con material en las alcantarillas que se encuentran en su vivienda. Por ello, constantemente trata de destaparlas por la acumulación de tierra. Asimismo, en una oficina rezume agua y aparece con lodo, contó.

“Asustados, tengo miedo que se me vaya a venir la casa abajo, se está comiendo los cimientos; atrás es un canal donde el agua corre y en el patio de mi casa se escucha clarito la cascada”, relató.

En su predio, así como en el de otros vecinos, el agua descendía por una cuneta en la zona exterior y en la posterior del patio trasero.

La magnitud del descenso de agua incluso se refleja en la av. Carlos Julio Arosemena. Al final de la calle 28 de Mayo, de la misma cooperativa, se suele presentar la acumulación de líquido que avanza raudamente hacia las alcantarillas.

Agua sale por pared de institución fiscal, en la av. Carlos Julio Arosemana. Foto: El Universo

Esa situación incluso se replicaba además en varios predios que colindan con la arteria vial, como con una institución educativa fiscal, desde donde salía agua por dos puntos.

El Municipio de Guayaquil, a través de la Dirección de Riesgos, analiza el origen de la gran cantidad de agua que rezume en algunas viviendas y zonas cercanas a predios, a fin de establecer una solución.

Allan Hacay, director de Riesgos municipal, mencionó que se requiere una investigación profunda hidrológica para analizar el aparente fenómeno que se presenta en esta cooperativa.

No obstante, estimó que podría “ser algún tipo de tubería con una fuga que no se ha detectado”, una hipótesis que los moradores consideran poco posible.

“El agua lluvia usualmente se mantiene de manera superficial, no es que viene de abajo hacia arriba, eso no sucede”, dijo, y consideró que sería “muy poco probable” que esta vertiente provenga de la parte alta del cerro.

En caso de tuberías rotas y que haya daños graves en viviendas, Hacay estimó que la concesionaria del servicio de agua potable tendría que hacerse cargo del asunto. (I)