“Me endeudé, invertí mucho, pero valió la pena por mi hijo”: la historia de Sandra, quien se convirtió en mamá a los 45 años por sus óvulos congelados hace una década

Sandra Espinoza tenía 35 años cuando el deseo de “algún día ser madre” se guardó en su mente y corazón. La guayaquileña sabía que en ese momento no podía porque aún no había encontrado una pareja idónea y por su crecimiento profesional. Fue entonces cuando buscó preservar su fertilidad.