Que el sector de servicios que tiene contacto directo con el público y con turistas debería ser también prioridad en el plan de vacunación, dice. Y que uno de los problemas en el manejo de la pandemia del COVID-19 radica en la falta de control por parte de las autoridades del sector informal, de barrios, sectores, de sitios donde hacen fiestas clandestinas o incumplen con medidas, poniendo en riesgo a todos.
Él cree que se deben hacer cercos epidemiológicos donde están los focos de los problemas o contagios y no que se castigue “a la mayoría de las provincias del país”. Nicolás Romero Ordeñana, director del espacio gastronómico y turístico Mercado del Río, que también debe cerrar sus puertas al público en este tiempo de confinamiento, cuenta que el área en la que trabaja está igual de afectada que los negocios de sus colegas del país y de Guayaquil.
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“Hemos calculado como Asociación de Restaurantes que aproximadamente el 50% de las ventas de los últimos 12 meses están perdidas en relación al año anterior (2019), teniendo incluso ciertos sectores el 70% (de pérdidas) y el que menos tiene, el 40%. Imagínese usted qué hace cuando su negocio tiene el 60% menos de ventas, cuando el Estado le ha dicho: ‘tú tienes que seguir pagando tus costos, la Energía Eléctrica es la misma, tienes que seguir pagando el IESS y no tienes ningún descuento y además tienes que pagarlo ya, porque no te voy a un año de plazo’ ni nada por el estilo y el SRI igual...
Probablemente no es tan importante la afectación de un sector o de otro sector si es que las medidas ayudan al país. Y si ayudan al país, golpeando a un sector en el corto plazo, ayudarán a ese sector, incluso al golpeado, en el largo plazo
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Todos los que hacemos empresa privada pensamos en el largo plazo. Inicialmente, por principio, no importa si hay un sector, dos o tres de la economía, golpeados en el corto plazo si es que esas medidas son las necesarias y las eficientes para sacar al país de los problemas epidemiológicos y sanitarios que tiene.
En el largo plazo, pues probablemente serían bienvenidas por cualquier sector. Sin embargo, creo y debo decir que, por lo menos el sector al que pertenezco, el sector de restaurantes, está contrario a las medidas tomadas no solo ahora, sino continuamente tomadas por el COE nacional y por el Gobierno para en teoría frenar la pandemia.
Cito dos ejemplos. Uno de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, y de Stanford, en California, EE. UU., en dos estudios separados, analizando las medidas tanto muy restrictivas como poco restrictivas de grupos de países distintos… todos esos estudios concluyen en que las medidas restrictivas no solo que no han ayudado a controlar la pandemia, sino que en ciertos casos incluso la han exacerbado, es decir, han ido en contra del control de la pandemia…
Creemos que la medida del COE solo en el sector restaurantero puede significar que las firmas del documento del COE impliquen más o menos unos 10.000 despidos… solo en el sector del que estamos hablando probablemente signifiquen que dejan sin comer a 40.000 personas a partir del fin de mes… Esto no se lo toma en cuenta, por lo menos no se lo discute, no está en ninguna mesa de discusión… En el sector turístico, restaurantero, los fines de semana implican entre el 50% y el 60% de la facturación…, es decir, a partir de ahora, el 60% mínimo de las ventas del sector cae, desaparece, de unas ventas ya mermadas en comparación a la normalidad, producto de una pandemia.
Se están tomando medidas políticas, se está haciendo populismo sanitario, sin considerar evidencia científica…
Se dictó una ley humanitaria y se dictaron algunos decretos ejecutivos durante la cuarentena, en abril y marzo (del 2020) que paliaron la crisis temporal. Ni el Gobierno ni el sector privado estaban preparados para esto y probablemente no previmos costos a largo plazo y las consecuencias que esto iba a implicar… Sin duda, estas medidas que se tomaron ayudaron al sector, a los sectores más golpeados, por un breve lapso, pero tenemos ya más de un año en esto y de nuevo el sector público, el Gobierno central, probablemente no previó que este golpe iba a ser tan duradero. Ha pecado de omisión, porque ha tenido un año entero para ampliar las medidas, para dar un mayor apoyo al sector privado, por lo menos al sector más golpeado.
El sector privado no pide subsidios, el sector privado no pide prebendas, ni pide regalos; el sector privado lo que pide es facilidades para, dada la tragedia que ha ocurrido, poder trabajar.
Pediríamos que el SRI, el IESS y ciertos costos estatales nos den una moratoria, nos amplíen plazos, por ejemplo, pero nada de eso ha ocurrido, absolutamente nada de eso ha ocurrido”. (I)