Un trabajador usaba un soplete para pintar la puerta metálica de ingreso a un bar escolar del plantel particular Rafael Mendoza Avilés, de Pascuales, en el norte de Guayaquil. Aquello era parte de los primeros arreglos que se realizaban al pie de ese local, que ha permanecido cerrado estos dos últimos años por la situación sanitaria ocasionada por el COVID-19.
Dentro del espacio permanecían varios de los enseres y otros artículos del bar escolar. A partir de este mes, esas herramientas de trabajo, según su administradora, Edith Bermeo, se los limpiará y evaluará para verificar su funcionamiento tras este periodo de pausa obligada. En estos dos años, los alumnos han tenido clases semipresenciales y la operatividad de bares estuvo limitada.
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Ese bar escolar, así como los de otros planteles, se alista para volver a ofrecer atención a los estudiantes que a partir del nuevo año lectivo esperan retornar al 100 % de presencialidad, esto por la flexibilización de medidas sanitarias motivada por la tendencia a la baja de casos y muertes a causa del COVID-19.
En ese plantel de Pascuales, la mujer de 71 años, quien es representante del negocio, indicó que estos dos años se ayudó con el aporte de sus hijas, propietarias de la escuela, para solventar los gastos básicos y así evitar el peligro de exponerse al virus en medio de la búsqueda de otra fuente de ingresos.
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Ella, que ha estado al frente del bar durante ocho años, consideró que se iba a abastecer de distintos productos dependiendo de la evolución de la situación epidemiológica, ya que, en esta pandemia, varias medidas han sido cambiantes, de un día para otro, a causa de los niveles de contagios del virus y sus variantes.
“Hay que ver si los niños traen su comida o compran en el bar; hay que ver primeramente”, dijo con cautela la mujer.
Los representantes de esa institución también mencionaron que analizarán seguir las medidas y protocolos sanitarios que dicte el Ministerio de Educación. Por ejemplo, anticiparon que se colocará señalética en aulas y patios, que habrá distanciamiento social en filas del bar y una distribución de los 700 estudiantes del plantel en tres o cuatro recesos diferenciados para evitar aglomeraciones.
Los representantes de bares consideraron como esperanzador el retorno de sus actividades tras dos años complicados a nivel económico para ellos y académico para niños y docentes, que han tratado de adaptarse a las circunstancias de la educación virtual.
La apertura del bar que atendía en un plantel privado del centro de Guayaquil fue considerada como una felicidad para Maruca García, quien aseguró que se siente entusiasmada desde que conoció la noticia de la próxima apertura total de bares.
“Contenta por hacer mis actividades que más me gustan: servir a los niños, estar con ellos, conversar y darles gusto en las cosas de comida que me piden”, comentó la mujer, que lleva diez años al frente del bar escolar.
Ella ya contactó a dos colaboradoras, que la ayudaban antes de la pandemia, para que vuelvan a sus labores.
En la primera quincena de abril, García contó que esperan realizar tareas de limpieza del polvo que suele acumularse; por ello, usa plástico adherente para proteger los artículos y objetos que usa en sus labores.
En estos dos años, al igual que Bermeo, García pudo ayudarse de sus hijos y se mantuvo en casa para evitar al máximo los contactos con otras personas extrañas a sus seres más allegados, por el temor de contagiarse de COVID-19.
Incluso, en el exterior ella tuvo que permanecer seis meses durante el inicio del confinamiento en Ecuador; tuvo la pérdida de seres queridos. Y ahora, a partir de este año, paulatinamente ha empezado a salir con los debidos cuidados sanitarios.
“Fue terrible para todo el mundo. [Por] lo único que doy gracias es que estamos con salud y esto parece que está acabado; [bueno], no tanto, porque tengo una amiga con COVID. Hay que cuidarse”, agregó.
Sobre el abastecimiento de productos, ella mencionó que ya se ha puesto en contacto con una proveedora de cárnicos, mientras que el resto de productos prevé comprarlos en vísperas del retorno a clases, para contar con productos frescos.
Asimismo, siguiendo los protocolos sanitarios, ella dijo que procurará mantener el uso de mascarilla, la aplicación de alcohol en gel y uniformes acordes a sus labores, que ya venían usándolos desde antes de la pandemia.
Ya cuando reanuden sus labores, ella y sus ayudantes, así como se practica con los estudiantes, se mantendrán en alerta a la presentación de sintomatología del COVID-19, a fin de tomar las previsiones del caso por posibles afectaciones. (I)