"No tenía ni cómo regresarse (del noroeste al suroeste) a casa, no le habían ni pagado la quincena cuando lo botaron, ya en el toque de queda, a las 14:00 (un 20 de marzo)... Tuve que salir a dedo, le presté a mi vecina para irlo a ayudar", cuenta Karen Castro Quiroz, de 36 años, una cantante profesional que también quedó desempleada.