La celebración de la venida del Espíritu Santo, que fue la homilía católica del último domingo, coincidió con “el vigésimo aniversario del retorno del padre César Dávila a la casa eterna”, como lo recordaron los miembros socios y voluntarios de la Asociación Escuela de Auto-Realización (AEA) que el fallecido sacerdote fundó en 1972.

El arzobispo de Guayaquil, Luis Cabrera, celebró el domingo una misa en la capilla de AEA ubicada en el km 3 de la vía a Samborondón, que incluye áreas para meditación y yoga.

En esta celebración eucarística, Cabrera hace una analogía entre el mensaje dominical de cómo el Espíritu Santo consiguió que personas de distintas lenguas se entiendan ante la posibilidad de división incluso entre los distintos movimientos laicos formados en el interior de la Iglesia católica. Cada uno de ellos tiene sus carismas particulares, enfatiza.

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Por ejemplo, “el carisma de la comunidad AEA como movimiento de laicos”, afirma María Isabel Crespo de Lebed, una de sus socias, “es la meditación u oración contemplativa”.

Esto se consigue con una formación de siete niveles. En los tres primeros se forma en la práctica de la meditación con la enseñanza del yoga, pero tal como fue enseñado y practicado por el padre Dávila, resalta Ángel Ledesma, director nacional de AEA.

Cabrera exhortó a los de AEA y al resto de grupos a mantenerse unidos en la diversidad. “El mensaje de este día es muy claro, es el Espíritu Santo el espíritu de la verdad, el espíritu de la unidad y de la comunión de la Iglesia, y eso hay que mantenerlo, es lo que nos da identidad también como cristianos y seguidores”.

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El arzobispo hizo referencia al libro La Iglesia se rejuvenece (2016), que indica que de la diversidad se desprenden dones carismáticos incluidos los de la vida laical: “En Guayaquil tenemos ya registrados 65 movimientos laicales”. Cada uno tiene algo que aportar, asegura Cabrera.

El yoga es parte de la enseñanza espiritual en la Asociación Escuela de Auto-Realización. Foto: Cortesía

María Isabel Crespo recalca que la comunidad de la que es miembro busca continuar la obra del padre Dávila al seguir impartiendo “sus profundas enseñanzas sobre mística cristiana y filosofía oriental, siempre con el debido discernimiento, sin sincretismos o ideas relativistas, confluyendo en el camino de la meditación u oración contemplativa para la comunión con Dios”.

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Entre sus miembros está la activista Anunziatta Valdez, quien cuenta que con las enseñanzas de Dávila accedió a una vivencia de la divinidad con la meditación diaria. (I)