Enamorar a la ‘chef Irene’ con el mejor plato de pasta fue el desafío que tuvieron que enfrentar los cinco cocineros portadores del mandil negro para evitar irse esta noche de la competencia.
Solo cuatro lo consiguieron, aunque dejaron a su paso serias dudas sobre su habilidad para elaborar y procesar este carbohidrato. “Es inadmisible que alguien que está en el top 10 de MasterChef no sepa hacer una pasta”, expresó el chef Jorge Rausch. “Eso refleja lo poco que estudian o les interesa”, disparó contra David, quien presentó uno de los peores platos de la primera ronda de eliminación.
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Equivocarse en las medidas de los ingredientes obligó a David a tener que repetir la elaboración de su masa en varias ocasiones, dejándole poco tiempo para que reposara. Al llevarla al atril, ni la cocción ni el resto de ingredientes que acompañaron a la pasta rellena pudieron esconder las fallas técnicas que desataron las críticas de los jueces.
Daniela apostó por el sabor de la alcachofa en un relleno para tortellinis y una salsa vegetariana que le permitió subir al balcón (y entrar al top 9 de la competencia), aunque solo fue “por la menor cantidad de errores en el plato, mas no por tener una receta sobresaliente al 100 %”, advirtió el jurado.
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En esa primera ronda, las recetas de César, Andrés y Ernesto no fueron suficientes para salvarse y avanzaron hacia la segunda etapa, donde tuvieron la libertad de elegir qué plato preparar, pero que perteneciera a la cocina italiana.
El plato de Andrés fue un éxito rotundo. Una variación del Vitello Tonnato, esta vez con cerdo. “La salsa de atún está divina, el punto de acidez es magnífico”, confesó Rausch, aunque la chef Carolina extrañó un elemento crocante en el plato.
Los sabores del carpaccio de lomo de David acompañado de un kernel de caviar de berenjena también fascinaron el paladar de los jueces. Igual que los sabores del minestrone de César, a pesar de tratarse de una sopa casera elaborada con vegetales de estación.
Ernesto, sin embargo, recibió malas críticas por su polenta ‘‘corta en técnica, sin sabor, con mala textura y cocción”.
“La polenta no te jugó una buena pasada. Te vi dudoso al momento de emplatar y efectivamente era un plato que le faltaba vida. Lamentablemente hoy no fue tu día”, se despidió la chef Irene.