Valió la pena abrir un teatro, afirma María Cecilia Sánchez, directora ejecutiva de la Fundación Sánchez Aguilar. A vísperas del décimo aniversario -que se celebra este lunes 16 de mayo de 2022- recuerda cómo en el terreno donde hoy funciona el Teatro Sánchez Aguilar se barajaron algunas otras opciones; desde un hospital hasta un centro de convenciones. “Él (Carlos Sánchez Aguilar) quería dejar algo que sirviera a la comunidad. Ha sido una persona amante de la música, del arte, de la lectura, la educación”, cuenta en entrevista con EL UNIVERSO.

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Hoy se siente “orgullosísima” que la decisión haya sido un teatro. Bien es cierto que en el camino se atravesaron -y se atraviesan- algunas pruebas que superaron con templanza. Una de esas pruebas fue la pandemia, que provocó el cierre de sus puertas por algunos meses. “Estamos reactivándonos, pero aún no estamos activados al 100″, sostiene.

Sin embargo, por su mente nunca cruzó la posibilidad de un cierre definitivo del espacio. “Siempre buscamos la forma de continuar”, defiende.

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Imágenes de cortesía del terreno del Teatro Sánchez Aguilar.

Por eso que estos diez años los celebra bajo un ambiente de esperanza y alegría. “El teatro es importantísimo en la formación de una sociedad. El teatro es algo que cambia a una persona, porque te lleva a experimentar cosas diferentes. Hay obras que te interpelan, hay obras que te hacen cuestionar, hay obras que te hacen pensar en ti mismo, porque los guiones es la vida del ser humano”, expresa.

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Y este trabajo apasionante -como lo resume- también se lo debe al esfuerzo de cada uno de los que forman y formaron el personal humano del TSA. “Yo amo a este equipo, es un equipo que ha dado tanto al teatro. En este tiempo de pandemia fueron incondicionales, han dado todo y más, no importaba la circunstancia, aquí estaban”, manifiesta la directora, resistiéndose a la emoción de llorar.

María Cecilia Sánchez, directora ejecutiva de la Fundación Sánchez Aguilar. Foto: Cortesía

“La vida que se vive aquí es de mucha camaradería y yo como directora respeto mucho al equipo, porque es un equipo joven. Ustedes tienen una magia especial para moverse en este ambiente del mundo actual y eso es algo que aporta tanto a cualquier empresa”, añade.

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Lo ve como un equipo -que a pesar de provenir de diferentes áreas- se prepara constantemente para manejar el teatro. Conozcamos algunas de esas piezas fundamentales que detrás de un espectáculo ponen todo su profesionalismo en marcha para hacer posible lo que los espectadores ven sobre escenario.

Cristina Zavala Roca, jefa de Eventos y sala

Cristina Zavala Roca, jefa de Eventos y sala. Foto: Carlos Barros. Foto: El Universo

Antes de un evento o función teatral hay un equipo que también se encarga de toda la logística dentro de las salas, su trabajo es antes, durante y después de cada acto. El liderazgo de esto lo tiene Cristina Zavala Roca, jefa de Eventos y sala. “Todos somos anfitriones. Tenemos que hacer que el público sienta que está siendo recibido y que se sientan en casa”, dice.

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Como profesional se siente contenta de una institución que le ha dado la oportunidad de crecer. “Ser parte de esta familia es gratificante, me ha permitido crecer profesionalmente, yo entré como jefa de sala y luego fui jefa de evento. Luego surgió esta idea de Café Vino Bar, con el que nos aventuramos con tener nuestro propio menú, nuestro propio barista”, afirma.

La también encargada del Café Vino Bar revela que un día se reunieron en grupo y de una lluvia de ideas nació todo el menú que hoy es parte del espacio. “Queríamos tener un menú rico y variado. Escogimos los sánduches, hicimos una prueba de degustación de panes, luego las tablitas… a medida que pasó el tiempo fuimos creando más platos”.

José Luis Pastuza, tramoyista

José Luis Pastuza, tramoyista. Foto: El Universo

Se viste completamente de negro en cada función, con sus zapatos de lona se mueve en una cuestión de 3 a 5 segundos para cambiar los ambientes de las obras. “Hacemos la parte mágica del teatro, sacamos y entramos escenografías sin que se note. Eso es lo más divertido”, sostiene.

“Me gusta todo mi trabajo, ver que cada obra es nueva, cada director es un reto nuevo. Cuando vienen compañías extranjeras aprendemos cosas que no sabíamos, y con estos mecanismos agilitamos más el trabajo”, confiesa.

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Su primera presentación fue Las burladas de don Juan hace nueve años. Durante su oficio le ha tocado hasta ser personaje extra. “Una vez me tocó sacar una escenografía, salir rápido y cambiarme de vestuario, porque entraba como heladero. Me molestaban que era mi minuto de fama”, cuenta.

Se siente feliz ser parte de estos diez años del Sánchez Aguilar. “Es una ‘bacanada’ ser parte del TSA, por la experiencia que uno va cogiendo. Yo les deseo que sigan emprendiendo cultura, es una labor fuerte, pero hay que hacerlo. Es una labor superespecial, pero divertida”.

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Ana Belén Ribas, productora ejecutiva

Ana Belén Ribas, productora ejecutiva del Teatro Sánchez Aguilar. Foto: El Universo

Ana Belén Ribas entró al TSA como asistente en el 2017; hace dos meses asume el cargo de productora ejecutiva, que no es otra cosa que velar por todas las producciones que se montan en el teatro, ya sean producciones, alquileres o coproducciones. “Está desde ver la programación con Ramón Barranco, planificar y hacer proyección de los proyectos. Si como público no te das cuenta de que hay cosas que están pasando detrás del telón, significa que la producción está excelente. La producción ejecutiva confluye con el resto de los departamentos”.

Explica que su trabajo incluye otras tareas como imprimir el guion, cuadrar los ensayos, conseguir el casting, ser el host para los artistas internacionales, y producir toda la utilería de la obra. Para lo que también es importante que asista a los ensayos, porque en estos está toda la transformación de la obra. “Una cosa es lo que tú lees, y otra cosa absolutamente diferente es el montaje”, menciona.

Define su trabajo como un sueño hecho realidad. “No es un trabajo, es una pasión. Es un placer venir acá”, expresa, mientras sostiene uno de los vestuarios de la obra Romeo y Julieta que custodia en una bodega con más de 2.000 piezas.

“Para mí el momento más hermoso es la noche del estreno (…) el aplauso del público hace que todo valga la pena”, añade.

Diego Chang, gerente de marketing

Diego Chang, gerente de marketing del Teatro Sánchez Aguilar. Foto: Carlos Barros. Foto: El Universo

Hace cuatro años su ámbito comunicacional y de marketing tomó un rumbo diferente. Desde que Diego Chang se sumó al equipo del TSA se responsabilizó de la comercialización de las obras, a través de lo que llama comunicación cultural. Dice que su trabajo arranca con la lectura del guion. “Conversamos con los directores y actores; entendemos la esencia de la obra para después desarrollar un plan de marketing y de comunicación de la obra”, detalla.

“Uno de los grandes retos de nuestra área es contextualizar la obra, que cuando tú le hables a una persona de una obra, entienda qué es lo que va a venir a ver y por qué lo va a venir a ver”, detalla.

Confiesa que lo más le gusta de su trabajo es crear constantemente, ya que en el ámbito cultural la comunicación no es lineal. Y en este plano los medios de comunicación también intervienen como un pilar fundamental, dice. “Nos permite seguir llegando a la comunidad y que la comunidad cale. Sin los medios de comunicación sería imposible la tarea”.

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Mario Alvarado, asistente financiero administrativo

Mario Alvarado, asistente financiero administrativo del Teatro Sánchez Aguilar. Foto de Carlos Barros. Foto: El Universo

La parte de pagos, cotizaciones y todo lo que tiene que ver con números la maneja Mario Alvarado hace nueve años. Como asistente administrativo tiene la tarea de llevar la contabilidad del teatro, algo que en sus inicios lo vio como un verdadero reto.

El inventario que lleva en el TSA es diferente, este incluye no solo herramientas de oficina, sino todos lo que se requiera para una producción, desde el pago a un actor hasta el costo de la madera que se usa en la escenografía. Su misión es “realizar el menor gasto, sin perder esa calidad o mejorando esa calidad. Ver alternativas de poder usar bien el ingreso que generamos, por los diferentes métodos”, dice.

Ve con orgullo todas las pruebas que han superado como institución cultural, y aplaude el hecho de encontrar las formas para seguir apostando por el arte. Esto lo atribuye también a la lealtad del público hasta en los momentos más críticos.

Se muestra feliz de ser parte de ese equipo humano que desde atrás suma esfuerzos y profesionalismo para que todo funcione de la mejor manera. “Es muy gratificante porque realmente se siente un ambiente de familia aquí”, afirma. (I)