La fila comenzó temprano en el Teatro Sánchez Aguilar. El ingreso fue ordenado, se colocaron las pulseras de ingreso, carteles en alto y un ambiente de expectativa distinto. Apenas cruzada la puerta, un puesto de bubble tea daba la bienvenida y confirmaba algo que muchos kainers no esperaban y es que la comida era gratuita. Rollos de primavera, galletas de la suerte, mochis, sándwiches japoneses y banderillas coreanas completaban la oferta.
El pasillo de entrada hasta llegar al escenario estaba iluminado de rojo, con trajes y fotografías de Ren Kai colgados en las paredes, en un recorrido visual antes del show. Niños, parejas, mujeres embarazadas y grupos de amigos avanzaban hasta la sala, dispuesta para que el público estuviera de pie.
La primera en subir al escenario fue la cantante guayaquileña Shalom Mendieta, quien interpretó algunas canciones de su disco Madera y cuero, entre ellas Velita. Contó que en sus próximos planes estaba representar a Ecuador en Panamá y realizar un concierto benéfico para poder pagar su viaje al concurso programado en el país centroamericano.
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Cuando se apagaron las luces, en la pantalla apareció la frase “La llegada del dragón”. Desde lo alto del teatro descendió Ren Kai, acompañado de bailarines y acrobacias.
El repertorio que interpretó el cantante mitad chino, mitad ecuatoriano incluyó Quédate, Lluvia, La verdad, Tantas, Feeling, y otras. Hubo un momento especial con Caraluna, de Bacilos, cantada en español y mandarín. “Quienes me conocen saben que yo siempre he sido fan de ellos y por cosas de la vida se me dio la oportunidad de hacerle esta versión”, dijo antes de interpretarla.
Los invitados fueron apareciendo a lo largo del concierto. Primero, Ñusta Picuasi y Yilda Banchón con Quiero saber. Después, Naíza, Nikki Mackliff, Maykel, Michelle Espinoza y, hacia el final, DiCapo. Cada dueto recibió aplausos y coreografías compartidas que hicieron la velada cada vez más amena. Los vocales de cada artista estuvieron en su punto, sin duda, hubo partes en las que el sonido fallaba, sin embargo, los artistas supieron resolver en el momento.
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La escena más emotiva ocurrió a mitad del show. Ren Kai llamó al escenario a Priscila, una fan no vidente, a quien dedicó una canción. Las lágrimas se extendieron entre los asistentes y también en él. “Este es un sueño hecho realidad”, expresó con la voz entrecortada.
La relación con los kainers se notó en los regalos que recibió: pulseras, cartas y adornos que guardó con cuidado. Hubo cambios de vestuario, coreografías y energía sostenida hasta el cierre, cuando todos los invitados regresaron al escenario para abrazarlo.
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Luego fue el turno del meet and greet, donde decenas de seguidores tuvieron unos minutos cara a cara con él. “No me esperaba que fuera así. Todo gratis, todo ordenado. Y escuchar Feeling en vivo fue lo mejor”, contó una fan de 25 años.
La primera vez de Ren Kai en solitario se vivió entre canciones, lágrimas y mochis, con un público que lo acompañó de principio a fin. (E)