El color, la felicidad, la ansiedad, la vibra, las canciones y el empoderamiento femenino se concentraron en la vestimenta de miles de fans que volvieron a abarrotar las calles aledañas al Estadio Olímpico Atahualpa para vivir el último concierto de Shakira en Quito.
Enterizos brillantes, caderines dorados, cintillos con el nombre de la barranquillera, camisas blancas, pelucas moradas, decoraciones en los rostros y la frase grabada en la mente de cada fanático: “Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”, fueron parte del desfile de los seguidores de la artista por la avenida Naciones Unidas antes de ingresar al escenario deportivo y corear todas sus canciones.
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Desde Machala, Quevedo, Chone y Quito, las personas caminaban con la entrada en sus manos, mientras el público observaba sus curiosos outfits y accesorios que se acercaban a la imagen de la cantante colombiana.
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Historias entre generaciones y recuerdos familiares
Lídice Valdiviezo y Tamara Guzmán, madre e hija respectivamente, habían llegado desde Machala en un vuelo fugaz. Ellas se mostraron entusiasmadas con presenciar el concierto, ya que la abuela de Tamara fue quien diseñó sus vestidos.
“Vale recalcar que los outfits son hechos por mi abuelita. Le agradecemos porque hizo todo el traje y usarlo nos hace pensar que ella está aquí con nosotros. No pudo venir, pero nos pidió que le mandemos fotos”, mencionó Tamara.
Su madre, Lídice, de 50 años, y ella, de 30, contaron por qué Shakira ha marcado su vida y qué significa para ellas poder verla de cerca. “Es una etapa de mi vida muy valiosa, creo que sus canciones en cada música me han marcado”, siguió Tamara.
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Lídice, por su parte, se estremeció al ver a su hija y recordó cuando la filmaba de pequeña cantando alguna canción de Shakira. Dijo sentirse entusiasmada de poder asistir con Tamara, ahora que ya es adulta.
Outfits, emoción y la energía del último show en Quito
Una gran cantidad de sonido confluyó en el centro-norte de Quito, donde un amplio operativo policial controlaba el acceso principal al Estadio Atahualpa. Allí, con mucha premura, estaban Shorley Vera y Patricia Zambrano, quienes llegaron en auto privado desde Quevedo y, de imprevisto, asistieron al concierto porque estuvieron a punto de vender sus entradas.
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“Somos fans de Shakira y nos encantan sus canciones. Compramos todo aquí en Quito. Estábamos trabajando y solo dijimos: vamos. Ella (Patricia) estaba indecisa, casi vendemos las entradas, pero aquí estamos”, sostuvo Shorley.
De buso negro, blusa brillante y caderines a los lados, Shorley y Patricia comentaron parte del repertorio de canciones que les gustaría escuchar de Shakira y aseguraron que la escuchan desde pequeñas.
Una vez rozando el monumento que reposa en el centro de la entrada principal del escenario deportivo, Romina Rodríguez, quiteña de nacimiento, añadió que su sueño más grande era escuchar el sencillo ‘Antología’ y corearla junto a su prima, Priscila.
“Estoy súper emocionada porque no saben todo lo que tuvimos que pasar para comprar las entradas. Sentimos que no lo conseguimos, pero al final aquí estamos”, afirmó Romina.
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De corbata negra, caderín de colores, detalles en el rostro y peinados exóticos, Romina y Priscila explicaron cómo fue el armado del outfit y por qué decidieron llegar así al concierto.
“El outfit era algo que ya estaba pensado hace un tiempo, pero estaba con duda si combinaba o no. Al final sí combinó y lo logramos”, afirmó Romina.
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Quito se despide de ‘La Loba’
La cantante de 48 años se despidió de su público con un evento de gran magnitud en el corazón de la capital, donde por tres días, el transporte público, la Policía Nacional, el Cuerpo de Bomberos, el Municipio de Quito y otras entidades coordinaron operativos y logística especializada para salvaguardar la vida de las personas que asistieron al concierto.
La siguiente parada de la artista colombiana será en Perú, donde ofrecerá varios conciertos el 15, 16 y 18 de noviembre, para después partir a Chile en lo que resta del mes. Sus últimas presentaciones serán en Uruguay, Argentina y Estados Unidos. (I)
