La música clásica comienza a resonar entre las nuevas generaciones, y en nuestra ciudad, varios grupos destacan no solo por su talento, sino también por su capacidad para conectar este género con los gustos contemporáneos del público joven. A través de propuestas innovadoras buscan preservar una forma de expresión tradicional sin dejar de lado la actualidad.
Orquesta Filarmónica Municipal de Guayaquil
La música académica en Guayaquil está viviendo un cambio: cada vez más jóvenes se integran a las orquestas sinfónicas, impulsando una nueva conexión entre el arte clásico y las nuevas generaciones. La Orquesta Filarmónica Municipal es parte de esta transformación.
Publicidad
Su director titular, Manuel Campos, explica que el objetivo es brindar a los jóvenes las mismas oportunidades de crecimiento musical que él tuvo. “Siempre trato de introducir programas que los acerquen a este tipo de música para que vean en ella un futuro profesional”, señala.
Con propuestas como “Aventuras en la música”, la orquesta ofrece conciertos didácticos con repertorio de anime, películas y dinámicas que presentan los instrumentos, despertando el interés de niños y adolescentes. “Todo esto se hace de forma dinámica para que ellos se sientan interesados”, añade.
Publicidad
La inclusión juvenil también fortalece la orquesta. “Les da confianza y los reta técnicamente”, afirma Campos. Además, se trabaja en fusiones musicales que combinan lo clásico con ritmos actuales, mostrando que la música sinfónica puede ser cercana y atractiva. “Queremos transmitir un mensaje de unión, paz y transformación a través de la música”, concluye el director.
Orquesta Sinfónica Juvenil del Guayas
El arte como herramienta de crecimiento humano y social es la apuesta que impulsa la Prefectura Ciudadana del Guayas a través de su orquesta y coros, donde cada vez más jóvenes encuentran un espacio para desarrollarse más allá del escenario. Desde esta institución se promueve un sistema de educación artística gratuito, con un enfoque que va más allá de la formación musical.
Gabriel Gallardo, director de Arte y Cultura de la Prefectura, explica que la motivación principal es generar oportunidades y transformar vidas. “Las orquestas y los coros son, en su esencia, escuelas de vida social, en donde el aporte individual es altamente valioso para la consecución de grandes objetivos comunes”, señala.
El proyecto trabaja con un enfoque integrador que impacta a nivel personal, familiar y comunitario. “El acercamiento a través de la música incide en la esfera personal del niño y del joven, y con la formación musical de acceso gratuito vamos conquistando estos espacios”, indica.
El repertorio interpretado por estas orquestas es amplio y pensado para conectar con públicos diversos. Se incluyen desde sinfonías del repertorio universal hasta música infantil y géneros más modernos, con la ayuda de arreglistas que adaptan estas obras para su ejecución orquestal.
El impacto en los jóvenes ha sido significativo. “Trabajamos fomentando la solidaridad, el trabajo en equipo y la disciplina, que es fundamental para formar parte de cualquier grupo humano. Ellos han respondido siempre favorablemente”, asegura Gallardo.
Más allá de lo artístico, el proyecto tiene una misión transformadora. “Es educativo, cultural, pero esencialmente social, porque a través de ellos cambiamos la vida de la familia y de la comunidad, transmitiendo un mensaje de paz y de sana convivencia”, concluye.
Orquesta Sinfónica de Guayaquil
Desde la Orquesta Sinfónica de Guayaquil, Íñigo Pirfano lidera este impulso con una visión clara: crear nuevos públicos y despertar en los jóvenes un gusto por la música. “Para nosotros es una necesidad trabajar con el público más joven… Entendemos que la música es la gran herramienta de transformación, formación, educación y de comunicación”, afirma.
Parte de esa conexión con los jóvenes incluye explorar formatos, repertorios y lenguajes más cercanos a ellos. La orquesta ha diversificado su programación para incluir propuestas que van desde la música académica hasta géneros como la cumbia, el rock sinfónico o las bandas sonoras. Para Pirfano, lo fundamental es la calidad: “Hay que distinguir entre la música buena y la mala, independientemente del género”.
‘Cinema Amore’, el concierto que la Sinfónica de Guayaquil presentará por San Valentín
Además, la orquesta cuida la forma en que comunica su trabajo. Redes sociales, materiales audiovisuales y una estrategia de divulgación constante permiten mantener a este público informado e interesado. “Lo que no se comunica, no sucede”, recalca el director.
Esta apuesta por los jóvenes también se refleja en el escenario. Muchos de los músicos que integran hoy la orquesta pertenecen a esa misma generación a la que buscan llegar. “Se comunica de manera automática, directa y muy visual”, explica Pirfano, quien destaca el entusiasmo con el que estos jóvenes abordan cada reto musical.
El impacto se siente no solo en las salas de conciertos, cada vez más concurridas por jóvenes, sino también en el tejido social. Pirfano rescata una frase del maestro José Antonio Abreu: “El niño que toma un instrumento musical jamás tomará un arma”. Para él, la música no solo entretiene; también transforma y construye puentes en un mundo que los necesita con urgencia. (I)