Un centenar de corazones compartieron un mismo sentir y vibraron con las músicas que anoche interpretó Kany García en el Centro de Convenciones de Guayaquil.
La puertorriqueña regresó al país luego de más de tres años sin encontrarse cara a cara con su público ecuatoriano. Sin embargo, la espera valió la pena y la artista lo mencionó en más de una ocasión durante su repertorio que arrancó a las 21:15 y terminó a las 23:15.
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El público no era el más numeroso, pero sí el más entregado, fiel y auténtico. Al lugar acudieron personas de edades variadas, en su gran mayoría mujeres; algunos estaban en pareja, en grupo de amigas y uno que otro en solitario. Entre el público había quienes dedicaban canciones por videollamadas, en tanto que otras lloraban recordando un amor del pasado.
Algunos carteles con palabras de cariño lograron ser leídos por la artista, mientras que banderines y banderas de la comunidad LGBT+ sobresalían de entre el público, quienes demostraban su amor igualitario.
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Durante la velada musical, Kany se dio el tiempo para conversar su público, escucharlos y transmitir mensajes activistas que apuntaban al derecho de la mujer, el amor igualitario, la violencia y el aborto legal.
Soy yo fue el tema con el que arrancó el concierto; desde ese primer instante su público dejó al descubierto un desborde de energía, que mantuvo hasta el último minuto. Y es que no hubo canción que no corearan. “Te quiero, Guayaquil”, con este primer cumplido la cantautora agradecía la lealtad de sus fans.
La primera parte del espectáculo continuó con canciones como Cuando se va el amor, Que te vaya mal, en donde parte de su canción la cambió para decir: “Te cuento que hoy hay fiesta, la fiesta es en Ecuador”. Su repertorio siguió con Lo que en ti veo y Quédate.
En medio del show invitó a una fan a subir al escenario, la artista lo hizo para hacer realidad el deseo que se había plasmado en un cartel. “Quiero abrazarte”. En realidad le dio más de un abrazo e hizo que se fotografiara con cada uno de sus músicos.
También se dirigió a su club de fans en Ecuador, que lleva el nombre de Bailemos un Blues, una de sus canciones y en la que habla sobre el amor sin diferencia de género. “Que viva el amor sin miedo, Guayaquil”, expresó en medio de la interpretación que desde el público era sellado con besos.
La segunda parte de su recital estuvo compuesta por las canciones Para volver a amar, Alguien, Confieso.
Antes de cantar Mi plan de vida, se refirió a una pareja que estaba por casarse, él puertorriqueño y ella ecuatoriana. Los futuros esposos habían expresado en una carta que soñaban con que la artista cantara en su boda. Kany les respondió en público: que solo lo haría si el público cantaba a todo pulmón este tema. Y así fue.
Contagiada por la vibra de su público y en contexto con la ola de violencia que se vive en el país, decidió alterar el guion y buscó su guitarra para regalar un acústico de su canción Remamos.
Su última parte del espectáculo la dedicó a interpretar icónicas canciones como Hoy ya me voy, Búscame, Muero, Me quedo sola, Agüita e coco, Para siempre, Titanic. Este último tema se lo dedicó a Ecuador por su fidelidad.
Cuando ya se había despedido del escenario regresó para cantar La siguiente. “No encuentro manera de irme de acá de Guayaquil. Ha sido una noche hermosa”, confesó.
Como no podía ser de otra, cerró su sentido concierto con DPM (De puta madre). Así permitió que su público se fuera con una energía ‘superalta’. (E)