“Me enamoré de las mareas, el malecón y sus riberas, la 9, el cerro y las Peñas”, recita en uno de sus versos esta canción que fue escrita de puño y letra del compositor Jaime Del Hierro (@delhierromusic), quien se encargó de reclutar a una selección de músicos guayaquileños para la interpretación de El violeta de los cangrejos, que sirve para homenajear a la Perla del Pacífico a propósito de sus 486 años del proceso fundacional.
Disponible en plataformas de distribución digital desde el pasado viernes, con una portada diseñada por el ilustrador Jorge Velarde (@jorge.velarde.9212), el tema tiene como figuras principales a Héctor Napolitano (@hector.napolitano) y Álex Eugenio (@elromanticodelaperla), pero registra la colaboración de Pechiche Mena, Fabricio Rodríguez, Roberto Bolaños Jr., entre otros; esto es algo de remarcar ya que fusiona a artistas de distintas generaciones, logrando darle muchos matices y distintos sonidos.
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Debo decir que me gustaría denominar a El violeta de los cangrejos como verdadera música porteña, ya que tiene un enfoque propio de géneros portuarios como el son cubano, la guajira y demás ritmos tropicales que convergen con la salsa como punto final. Una producción musical muy pulida permite apreciar la variedad de instrumentos utilizados en la parte melódica tanto como en la rítmica: vientos, teclados, guitarras, percusión y más, por supuesto dejando el protagonismo a las voces.
El aura de producción de Jaime Del Hierro empieza a tomar forma e identidad, ya que previamente ha trabajado con artistas como el mismo Héctor Napolitano, Rafaela Peña, Cholo, Aire del Golfo, y su visión sobre romper barreras de temporalidad es clara. La música no tiene edad.
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Desde el punto de vista del autor, la composición lírica se encarga de recopilar características que definan la esencia de Guayaquil en cada una de sus líneas. Sin caer en lo cliché grafica por momentos una utopía, un lugar perfecto donde todos quieren vivir y disfrutar de él.
En definitiva, esta es una canción para escuchar en estas fiestas julianas. Sin más que decir…
¡Viva Guayaquil!