Quienes recuerdan el nombre del autor ecuatoriano Hugo Salazar Tamariz (1923-1999) están familiarizados con su prolífica obra como poeta, cuentista, dramaturgo y escritor de novelas. Pero muy pocos conocen, y tal vez sólo su círculo cercano, que fue un gran entusiasta de los avances tecnológicos. Que incluso su última obra fue escrita en una computadora y era su magno deseo vivir hasta el siglo XXI.