Una habitación del hotel Wyndham, en Guayaquil, se convirtió en el refugio, sitio de confinamiento, escenario y set de entrevistas durante 86 días del actor ecuatoriano Roberto Manrique. Llegaba de viaje y de un largo recorrido por varios países y aunque en Guayaquil está su casa y familia, protegerlos del virus que desde el 2020 ha cambiado al mundo, lo llevó a aislarse en este espacio, con el río Guayas como su compañero de cuarentena.
“Surgieron durante 86 días de hotel mientras estaba en la cuarentena, fue una transición de una actividad personal, artística meditativa que era pintar mandalas y ya, yo no dibujaba. Yo les estaba mandando mis mandalas a mi amiga Verónica Salomón, es una artista de la joyería, y me dice: ‘Ro deberías probar el puntillismo o el arte zen, busca un poco’. Y el arte zen tiene que ver con esto, con las líneas repetitivas, el silencio, dejar que la mano orgánicamente haga estos patrones, en mi caso no son exactamente patrones, pero en unos sí, y dije qué interesante y empecé y no pude parar. No volví a pintar un mandala”, menciona Manrique.
Publicidad
Todo está conectado es la muestra que reúne todos los cuadros desarrollados durante el confinamiento y que este viernes 24 y sábado 25 expondrá sus cuadros en el Teatro Sánchez Aguilar, desde las 18:30.
Las piezas están trabajadas con rotulador y cartulina, están inspiradas en el arte zen. “La técnica es una estructura a mano alzada que luego relleno con líneas muy delgadas y continuas”, añade.
Publicidad
“Me absorbió el poder del color negro, como comunica con una fuerza, antes no dibujaba, tampoco estaba creando arte, estaba coloreando, pero la fuerza de comunicación del negro fue interesante porque sí tengo unos dibujos en los que probé con color, y bonitos eran, pero no era igual. Porque todo está conectado (como el nombre de la muestra) porque para mí fue uno de los mayores aprendizajes durante esos tiempos”, indica.
Manrique asegura que esta experiencia fue multisensorial. “Para mí eran sensaciones de paz, de ser absorbido por ella mientras el mundo se caía por fuera, aquí había una profundización, había una calma del alma sucediendo, era un momento meditativo”, describe el actor, quien revela, además, que durante su aislamiento ni siquiera se distrajo viendo Netflix.
La exhibición está dividida en colecciones: Juego, Identidad, Creación, Fluidez, Energía, Valor, Expansión y Equilibrio. “Está subdividida en energías o conceptos que representan distintos aspectos para mí de esos tiempos”, añade.
El activista ambiental, quien ya se radicó en México, explica que “en Equilibrio había una búsqueda de sopesar las energías, es muy visual y claro y había que hacer un ejercicio consciente para no irnos a los extremos”; Expansión “tiene que ver con salir de nuestras habitaciones o casa no estar contenidos, estábamos adentro, pero estábamos más conscientes que nunca”; Valor “habla de que en la diversidad de aceptar lo diferente hay una cierta valentía”; Identidad “habla de cómo ese tiempo implicó un desafío para cuestionar quiénes somos”; Creación habla de la vida, del cosmos, de la fuente de la naturaleza y Fluidez es nuestra capacidad de adaptarnos, nuestra capacidad de aceptación de lo que estaba pasando y de mutar a otras personas diferentes a los que éramos”.
Su confinamiento se dio entre marzo y mayo le sirvió -recalca- para nutrirse espiritualmente. “Yo amaba esas paredes, para mí salir era lo incómodo. Tuve dos habitaciones, y una tercera que me prestaron para hacer Puras cosas maravillosas (la obra que presentara en el 2019). La primera vez que la hice (en cuarentena) fue en mi cuarto y era un live y la otra la hice en un cuarto que me prestaron y ahí ya puse todos los papeles, era la habitación de al lado. Ese espacio no me daba una sensación de encierro, ese espacio era mi lugar seguro, era mi guarida, mi altar, yo venía de un mes en la India, venía de filmar One to one, venía de un viaje a solas por el sur de España y venía de Juntos x la tierra, entonces yo venía de unas experiencias desafiantes y yo necesitaba un tiempo para integrar eso en mí, a solas”, dice.
Todo está conectado está conformada por 74 piezas (todas están a la venta), de los más de 100 que creó. En México, ahora está desarrollando una nueva colección. (I)