Cuando The Weeknd (Abel Tesfaye) canta con Rosalía que “es mala amante la fama y no va a quererte de verdad”, los artistas se refieren a la opinión pública y al prestigio como un cuchillo de doble filo. “(La fama) es demasia’o traicionera, y como ella viene se te va” entonan en el coro de su conocida colaboración musical La fama.
Para la actriz y presentadora de televisión ecuatoriana Carolina Jaume, la fama llega “solo cuando es merecida, y luego es tan inevitable como el destino”. Así lo reflexiona en su última publicación de redes sociales, donde se la aprecia con uno de los atuendos que vistió la semana pasada para grabar los promocionales del nuevo reality show de Ecuavisa, Desafío a la fama.
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En su post, Carolina parece sincerarse y hacer las paces con las controversias de las que fue parte al menos en los dos últimos años y reconoce que está segura de que su trayectoria está intacta. Con este mensaje quiere reflexionar sobre lo que la fama ha significado para ella.
“Si bien es cierto los dos últimos años mi vida personal opacaron los éxitos de años atrás (porque a pesar de todo, en la actualidad he seguido trabajando en los mejores programas y canales, con todo y mis rollos). La fama llega solo cuando es merecida, y luego es tan inevitable como el destino, porque es el destino. Estos años de escándalos mediáticos (ojo, también yo colaboro bastante) he sido testigo de tantas personas que utilizan mi nombre para ser conocidas a costa de lo que a mí me costó 22 años fajarme desde muchacha bailando, actuando, animando, cantando, presentando, tuve programa con mi nombre, series exitosas como Puro Teatro, varios reconocimientos a mi carrera desde un ITV hasta ser reconocida por el Gobierno como actriz, portadas de revistas, películas”, escribió Jaume en una parte del extenso texto que compartió en su cuenta de Instagram.
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“No hay absolutamente ninguna otra forma de triunfar en la vida si no es por el constante esfuerzo. Hoy hablar de mí les dará la tan anhelada fama que no es más que una fantasía absurda de quienes no han vivido lo amargo de esta profesión... A mí ni la cárcel ni los despidos ni el dolor de perder a mi familia ni mis peleas públicas ni hablar estupideces, no ser coherente, han borrado mi trayectoria y mi nombre, que hoy es sinónimo de “polémica”, pero ese nombre se mantiene vigente con una base sólida”. (E)