El expríncipe Andrés afronta una nueva etapa de aislamiento dentro de la familia real británica. El rey Carlos III ordenó que deje Royal Lodge, la mansión de 30 habitaciones donde vive en Windsor, y se traslade a una de las residencias de Sandringham.

Según el diario The Guardian, Andrés podría recibir una compensación económica de seis cifras por abandonar la casa, debido al contrato de arrendamiento firmado en 2003 con el Crown Estate, organismo que administra los bienes de la Corona. Además, recibiría una asignación anual del rey para cubrir sus gastos cotidianos.

Su mudanza se realizaría después de Navidad, tanto por motivos logísticos como para evitar su presencia durante las celebraciones familiares en Sandringham.

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La decisión se produce mientras resurgen las revisiones sobre su vínculo con Jeffrey Epstein. Medios británicos informan que la policía analiza una denuncia según la cual Andrés habría pedido a un escolta obtener información sobre Virginia Giuffre, la mujer que lo acusó de abuso cuando era menor de edad.

Aunque el caso fue cerrado con un acuerdo extrajudicial en 2022, la investigación en Estados Unidos continúa. Pese a haber perdido sus títulos, Andrés sigue siendo el octavo en la línea de sucesión al trono, lo que ha reavivado el debate sobre los límites del control parlamentario de la monarquía. (I)