No se recomienda la expresión ¡sale de ahí!, pues contiene una -e paragógica. Esto se relaciona con la paragoge y consiste en la adición de un sonido, comúnmente una vocal, al final de una palabra.

Esta figura de dicción estuvo vigente en el ámbito poético de siglos anteriores al XX, para aumentar un sonido en el cómputo de las sílabas métricas. Y aunque no se recomienda en la actualidad, aún se registra, sobre todo, en diálogos familiares o coloquiales.

La -e paragógica o que contiene paragoge aparece cuando se dice por ejemplo, ¡sale! en lugar de ¡sal!, clipe por clip, felice en vez de feliz. Con este contexto, retomemos la frase de la consulta: ¡Sale de ahí!

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Las formas del imperativo del verbo salir son «sal tú», «salí vos», «salga usted» (pertenecientes a la segunda persona del singular); «salid vosotros», «salgan ustedes» (correspondientes a la segunda persona del plural). Se usan para ordenar que el interlocutor pase de dentro afuera o que se mueva de una estancia a otra. Ejemplo: ¡Sal de mi biblioteca!

La grafía «sale» no pertenece al grupo que antecede, sino al presente de indicativo; por tanto, no expresa orden o mandato. Ejemplo: Siempre sale puntual de su oficina.

En síntesis, ¡sale de ahí! es una expresión anómala, no se recomienda porque tiene paragoge. ¡Sal de ahí! es la forma apropiada, pues transmite orden o mandato. (Actualizado de La esquina del idioma, 4/8/2019). (F)

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Fuentes:

Nueva gramática de la lengua española (2009) y Diccionario de la lengua española (versión electrónica), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española.