La primera edición del Premio Literario José Joaquín de Olmedo, organizado por el Municipio de Guayaquil, reveló ayer, en el Centro Cultural Olmedo, a los seleccionados en las categorías ensayo, cuento, novela y poesía.
Marcelo Báez Meza, autor de la novela ganadora El enigma Guayaquil, ha querido hacer un homenaje a esta ciudad, al autor argentino Jorge Luis Borges y a su relato Guayaquil, incluido en el libro El informe de Brodie (1970). Entregó el reconocimiento el alcalde Aquiles Alvarez.
“En ese cuento dos historiadores dialogan y revisan cartas de Simón Bolívar. (El enigma Guayaquil) es mi homenaje, ya que tomo esos personajes de Borges, los saco de Buenos Aires y los pongo a investigar en la Biblioteca Municipal de Guayaquil a principio de los años 70. Esto es un pretexto para una reconstrucción en forma de flashback del Malecón. Es una narración que es también un levantamiento topográfico-histórico de cómo se construyó el Malecón y, sobre todo, la Rotonda”.
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Adicionalmente, Báez toma tiempo para describir a los hombres de la época, Olmedo, Antonio José de Sucre, Simón Bolívar y San Martín. “¿Qué se dijeron los protagonistas del encuentro de la Rotonda, qué temas trataron? Se supone que el novelista logró resolver ese gran misterio. De allí el título de la novela".
Raúl Vallejo es el autor del cuento ganador, Pierre Menard, autor de El Aleph, en Guayaquil y con pandemia. Es también un diálogo con los cuentos de Borges Pierre Menard, autor del Quijote (1939) y El Aleph (1945), que cumple 80 años de su publicación.
“El cuento mío narra las peripecias de un Pierre Menard Cedeño Zambrano, académico manabita”, revela Vallejo. “Está escrito en clave de humor y de tragedia al mismo tiempo; deambula por las calles de una Guayaquil asolada por la pandemia de COVID-19, justo en ese aciago mes de abril del 2020, cuando los muertos estaban en la calle”.
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Este Pierre Menard ecuatoriano ha descubierto la existencia de un Aleph al final de la calle Numa Pompilio Llona, en el barrio Las Peñas. “En un sentido este cuento alude a la historia de Guayaquil, que ha resistido a ataques de piratas, que ha sido infectada por las pestes, que ha sido asolada por los incendios. En cierta medida quiere ser un homenaje literario a la supervivencia del barrio Las Peñas. Está metaforizado como una memoria cultural de Guayaquil”. Forma parte de una antología en la que el escritor mantense está trabajando. “En algún momento saldrá”.
En la categoría de poesía, el jurado presidido por Siomara España seleccionó Jacaranda, de Rosita Quiroz Catuto. En él se lee:
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Su cuerpo no tiene sombra porque la sombra le ha huido.
Camina sin dueño.
Nacida en La Libertad, península de Santa Elena, Quiroz es una poetisa de 24 años que vivió y estudió en Guayaquil. Es docente en una unidad educativa y al mismo tiempo sigue la línea literaria y la escritura creativa. Tiene una colección de cuentos, La mar: hijidades (Casa de la Cultura, Núcleo de Santa Elena, 2024), el libro educativo Caligramanía y también ha publicado en fanzines de terror escrito por mujeres y en la revista Pie de Página de la Universidad de las Artes.
“El criterio que recibí es que mi poema tiene potentes símbolos identitarios y que cuenta un trasfondo desgarrador; me sorprendió porque realmente así es. Existe un cúmulo de emociones centradas ahí”, comenta.
En el ensayo volvió a sonar el nombre de Báez, con un texto de 24 páginas. Lleva el título La construcción de la autoridad oracular en la ‘Advertencia’ de Olmedo al ‘Canto a Bolívar’ (1825).
“Olmedo pone al final un adendum, que es una carilla, un folio, en el que hace una especie de aclaración de por qué insertó a Huayna Cápac en su poema, este personaje que al mismo tiempo es profeta, anciano e inca. A esto no le habían puesto mucha atención los historiadores de la literatura, y estaba faltando una reflexión. Resulta muy valioso porque, que en el siglo XIX un poeta explique una decisión estética es realmente innovador. En el ensayo me dedico a hurgar en ese escrito de Olmedo".
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Sobre el Premio Literario José Joaquín de Olmedo, Vallejo expresa su deseo de que se institucionalice y continúe, y se vuelva un referente de la literatura ecuatoriana. “Así como el Aurelio Espinosa Pólit, que convoca anualmente, en distintos géneros, la Pontificia Universidad Católica del Ecuador; o el Premio de Novela Corta Miguel Donoso Pareja, que convocan en asociación la Feria del Libro y el Municipio de Guayaquil. O el Premio Miguel Riofrío, que convoca la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, Núcleo de Loja”.
La ceremonia contó con la presencia del alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, la directora general de Patrimonio Cultural, Karina Nogales, concejales y el jurado del concurso.
La convocatoria literaria, instituida por ordenanza para fomentar la creación de alta calidad en narrativa y poesía, rindió homenaje a los 200 años del poema La victoria de Junín. Canto a Bolívar. (F)



























