La película When in Venice (Una vez en Venecia) es una carta de amor a esa romántica ciudad italiana, según publicó la revista Variety en su crítica a esta producción colombiana, alemana e italiana.
La fórmula de la pareja de desconocidos que decide recorrer una ciudad durante unas pocas horas fue bien utilizada por el director Richard Linklater en Antes del amanecer (1996), con el estadounidense Ethan Hawke y la francesa Julie Delpy, tanto así que le mereció dos secuelas: Antes del atardecer (2004) y Antes de la medianoche (2013).
Publicidad
Ahora, el director colombiano Juan Zapata toma elementos de esa premisa en la película Una vez en Venecia, estrenada recientemente en los cines ecuatorianos para embarcar a la carismática brasileña María (Bellatrix Serra) y al melancólico alemán Max (Peter Ketnath) en un viaje emocional que comienza como un pacto de conveniencia: ella, claramente emocionada, desea cumplir un fallido anhelo de sus padres, mientras que él acepta acompañarla quizás para salir de la depresión por una ruptura amorosa. Por ello, este exitoso conferencista de negocios impone la condición de que no habrá besos ni romance, entre otras restricciones que denotan su casi indiferencia inicial ante esa aventura.
La trama transcurre buscando un punto de conciliación entre ambos protagonistas, quienes atrapan la atención de la audiencia a través de diálogos tan profundos como sencillos, a menudo sembrados de silencios reflexivos. A la vez, recorren hermosos escenarios con miradas muy distintas, siempre intentando alejarse del bullicio y los puntos más turísticos de la siempre romántica Venecia (otra de las condiciones). Un ejemplo es el rechazo de él por pasear en góndola porque “es una trampa para turistas”, pero accede a recorrerla en un bote a motor por solicitud de María, chef pastelera que siente una fascinación por los dulces.
Publicidad
Los canales, los puentes, los gatos, las pequeñas librerías y las oleadas de turistas que lucen extraviados dentro de “una ciudad cuyas calles van todas al mismo lugar” son algunos de los componentes de este guion escrito en conjunto por el director y ambos protagonistas, lo cual denota la integración de las tres visiones desde culturas distintas (Colombia, Brasil y Alemania), para conformar una historia universal de descubrimiento personal y repleta de metáforas sobre la ironía de la vida.
La filmación se desarrolló completamente en 2018, por lo que resulta inevitable el sentimiento de nostalgia al observar una Venecia prepandemia alborotada por multitudes sin mascarillas, parejas abrazándose y amigos dándose la mano sin peligro de contagios.
Sin embargo, la comercialización sí se está desarrollando en estos difíciles tiempos de restricciones en los cines y distanciamientos físicos, por ello han elaborado una estrategia poco convencional, combinando cines y streaming. “Esta pandemia, la mayor crisis de nuestra generación, nos ha obligado a ser más creativos y esforzarnos más por un circuito comercial exitoso”, dijo Zapata, según Variety.
El streaming llega a través de la plataforma Mowies.com (para ciertos países, no incluido Ecuador), en la cual las personas tienen la opción de escoger el final. “Mientras estábamos filmando, en mi equipo surgió una discusión sobre el final, lo que me hizo pensar en crear una opción interactiva”, explicó Zapata. “Los avances tecnológicos ahora nos permiten darle al espectador la posibilidad de elegir su final preferido”. Pero los cines exhibirán exclusivamente el Zapata Cut, es decir, el cierre escogido por el director.
La trama parecería sugerir que María y Max terminan enamorándose en Venecia, pero los caminos en la ciudad más romántica de Italia resultan mucho más complejos, mostrando a ambos personajes perdiéndose cada uno a su manera, extraviados en la ciudad donde da gusto confundir los caminos, para finalmente dejarse libres en la espontaneidad, en la infinidad de caminos disponibles, y así encontrar aquello que buscaban dentro de sí mismos. (M. P.)