A punto de embarcarse en una nueva gira mundial, después de un terrible accidente en el que perdió a su novio y casi muere, la estrella del pop Skye Riley (la actriz Naomi Scott, Ranger Rosa en Power Rangers y Jasmine en Aladdin) empieza a tener momentos de intensa ansiedad y pánico, acompañados de visiones terroríficas: la gente a su alrededor está actuando de forma extraña, nadie parece ver lo que ella ve.

Sobrepasada por los dolores físicos y emocionales, busca algo que la calme y acude al proveedor que conoce. Pero lo que él le comparte no son pastillas, sino la maldición que los que vieron la primera película de Smile (también dirigida por Parker Finn) ya conocen.

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Kyle Gallner, Naomi Scott y el director Parker Finn en la premiere de 'Smile 2' en Los Ángeles. Foto: AFP

La sobrecogedora sonrisa podría tener una explicación casi lógica. Skye conoce a un sujeto que quiere convencerla de que se trata de una entidad psíquica de la que solo es posible deshacerse al morir y que tal vez haya una forma de derrotarla al no permitirle encontrar un nuevo huésped.

Fama y tragedia en ‘Smile 2′

Naomi Scott se desdobla como una atormentada joven que sucumbió una vez a la presión de la fama y el trabajo, que recibe una segunda oportunidad de vivir y de retomar su carrera y que aprieta los dientes y pretende que todo está bien. Pero también es la mujer que cometió actos que ella cree imperdonables y está perseguida por sus propios fantasmas, incluso antes de encontrarse con la sonrisa.

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Y es, además, el ídolo que sus fanáticos esperan ver cantando, bailando y transformándose sobre el escenario, siempre sonriente, poderosa y disponible. Es la artista que tiene a su madre (Rosemarie De Witt) como representante, una cazadora de oportunidades que no le permite eludir ningún compromiso.

Scott hace buen uso de su experiencia como cantautora; cantó y bailó en todas las escenas de grabaciones y conciertos, y desarrolló para Skye un estilo diferente al suyo, basándose en la voz de la cantante de los demos para la película, la artista y productora Idarose. Tal vez algunos de los mejores momentos de Smile 2 ocurren cuando a Skye se le permite ponerse al micrófono o sentarse al piano y cantar y entrar en contacto con lo mejor de sí misma. Naomi Scott contribuyó a la banda sonora con la canción Just My Name.

En cuanto a imagen, Skye Ryley toma de Miley Cyrus algo más que el nombre y de Britney Spears más que la extravagancia; pero, según Scott, a quien le debe en cuanto a actitud y mentalidad es a Lady Gaga.

En cuanto al horror, ¿está sucediendo en la mente de Skye Riley o es real? El espectador tendrá que mantener la cabeza fría para entenderlo. Smile 2 es, a ratos, asfixiante; algunas de sus escenas podrían ser provocadoras para personas sensibles. El gore tiene mucha presencia y podría distraer del profundo drama de la protagonista: los problemas mentales agravados por el consumo de drogas.

Skye nos recuerda las historias de los talentos de la música, cine y televisión que no pudieron con el peso de la sobreexposición, la explotación y la riqueza. En una entrevista reciente, Scott afirmó que está orgullosa de Smile 2. “El horror es una gran manera de explorar esas partes de la humanidad de las que es difícil hablar. Y es divertido”.

Trató de explicárselo a su padre, quien la acompañó al estreno y tuvo que verla en una escena particularmente sangrienta: “Papá, no te preocupes; sabe a fresas”. (E)