El cine de terror es un género que atrae a millones de personas a las salas. Dentro de este, en las dos últimas décadas, hay un grupo de películas que han sido protagonistas, empezando por El conjuro (2013), utilizando los casos narrados por los investigadores paranormales Ed y Lorraine Warren, con los que se creó una saga de cuatro películas y un universo relacionado, en los que están la trilogía de Annabelle y las dos partes de La monja, un pack terrorífico completo.

Pero la trama principal vuelve a tener atención por el estreno, esta semana, de El conjuro: Últimos ritos, que es la cuarta entrega (y última según se menciona en la promoción).

Ed (interpretado por Patrick Wilson), demonólogo, y Lorraine (Vera Farmiga), una vidente, han protagonizado cuatro películas en doce años. Y en esta afrontan un caso que los hace volver del retiro para ayudar a una familia de Pensilvania que vive eventos paranormales por algo que ‘justo’ está relacionado con un episodio de los Warren.

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La película cumple en su género y con mesura ‘asusta’ a quienes están en la sala, arma una historia interesante, sobre todo para quienes gustan de este tipo de temas, más cuando lleva el “basado en hechos reales”.

Para quienes creen en lo paranormal, Ed y Lorraine Warren fueron conocidos por sus charlas y apariciones mediáticas entre los 60 y los 80, algo que se comenta en la película, reconociendo que hablaron de estos temas pese a las burlas o críticas por hacerlo. Ellos recopilaron sus historias, tomadas para hacer producciones audiovisuales. Aunque también hay críticos, desde su tiempo, que los acusaron de usarlas para intereses personales y económicos. Es decir, fueron controversiales. Incluso su casa es un museo de objetos ‘problemáticos’ (como la muñeca Annabelle).

La primera película, de 2013, narra un caso en el que trabajaron en 1971, en la localidad de Rhode Island, respecto a una entidad que ataca a la familia Perron. También aparece por primera vez la muñeca Annabelle.

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En la segunda (2016) van a Inglaterra en 1977, un caso conocido como el “poltergeist de Enfield”. El enemigo es un demonio que toma la forma de una monja terrorífica (que luego tuvo dos cintas en solitario) y pone en peligro a unas niñas.

El conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo (2021) ocurre en Brookfield, Connecticut. En el filme tienen que enfrentar los planes de una bruja con un demonio. Todo esto relacionado con el primer caso de asesinato en que se dice que el acusado tuvo una posesión demoníaca para evitar la pena de muerte en EE. UU.

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Todas estas cintas combinan historias reales con lo narrado por los Warren y las respectivas licencias creativas de la producción para entretener –o asustar–. Tampoco podían faltar detalles como que sacerdotes bendecían el set de filmación e incluso que Farmiga dijera que en una ocasión algo rasguñó la pantalla de su computadora y que meses más tarde le pasara lo mismo en una pierna, así como que otras personas de los filmes habían experimentado ciertas cosas –algo no raro en las historias que se cuentan sobre la filmación de este tipo de películas–.

Si bien aún están lejos de grandes clásicos del género como El exorcista, El resplandor, El bebé de Rosemary, La profecía, incluso Los otros. Creo que al haber generado una saga y todo un universo de películas que han llevado a mucha gente al cine, El conjuro, que tuvo un gran inicio, ha dejado una marca. Ya veremos cómo envejece. Por lo pronto, no tuvo un mal final.

El conjuro 4: Últimos ritos es entretenida, necesario en algo que te invita al cine para espantarte, y maneja bien la trama centrada en la familia Smurl y los eventos en su casa. Al comenzar te da un anticipo para entender el final, y luego va contándote el problema, sin apresurarse (dura 135 minutos), incluyendo por qué los Warren ya no aceptan casos y qué los lleva a esa casa a ellos y su hija, Judy.

Ya darles otro significado a este tipo de películas dependerá exclusivamente de lo que piense cada espectador, de si acepta que fueron cosas paranormales, fabulaciones o problemas mentales lo que ocurre en estas historias. Pero lo cierto es que es un tema que seguirá siendo recurrente en la gran pantalla, con títulos que se quedan en la memoria del público, como este.

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