La rutina puede llegar a ser agotadora. Si bien la cuarentena ha obligado a gran parte de la fuerza laboral a adaptarse a la modalidad de trabajo remoto, que puede llegar a ser más extensa y abrumadora que la presencial, es importante recordar que para ser realmente productivos, el descanso y la verdadera desconexión, son una parte vital para la salud mental, física y emocional. El síndrome de burnout o del trabajador quemado es una consecuencia real de la sobrecarga laboral y aunque podría fácilmente asociarlo con el estrés, especialistas consultados afirman que no hay que subestimar sus efectos.

Eduardo Rivas Calderón, médico psiquiatra tratante de la consulta externa del Instituto de Neurociencias (INC), explica que el burnout o ‘síndrome del quemado’ es un trastorno de tipo emocional vinculado al ámbito laboral, con síntomas frecuentes como depresión y ansiedad.

Las principales manifestaciones de este síndrome son sentimientos de agotamiento, fracaso e impotencia, baja autoestima, poca realización personal, estado permanente de nerviosismo, dificultad para concentrarse, comportamientos agresivos, dolor de cabeza, taquicardia, insomnio, bajo rendimiento, absentismo laboral, aburrimiento, impaciencia, irritabilidad y comunicación deficiente.

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“Es una situación que aparece como respuesta a un estrés laboral prolongado, cuando las demandas laborales exceden la capacidad de respuesta de una persona. Quienes lo padecen se sienten agotados, cansados y desgastados emocionalmente. Suele aparecer en personas que hacen turnos largos de trabajo. La principal causa es el entorno laboral y las condiciones de trabajo”, indica Rivas.

¿Quién es más propenso?

Todo profesional que trabaje excesivamente es potencialmente propenso a experimentar este síndrome, afirma María Gisela Vallejo, especialista en psiquiatría y salud mental. Cita, por ejemplo, a policías, profesores, gerentes, empresarios y en mayor nivel de incidencia en los profesionales vinculados al sector de la salud.

“Enfrentan aspectos tan sensibles como la muerte, el dolor, la incertidumbre, exponiéndose a diario a la toma de decisiones de manera rápida y eficaz, además del manejo a los familiares que tienen altas expectativas y demandan respuestas acercándose al profesional con emociones y conductas de irritabilidad, desesperanza, miedo, frustración, etc.”, agrega Vallejo, quien tiene un diplomado en trastornos del humor y de la personalidad.

Rivas sostiene además que toda persona que trabaje excesivamente puede llegar a sufrirlo así como aquellos con alta ambición de avanzar en su trabajo. “Se extralimitan en conseguir logros y ascensos dentro de su carrera o desean acumular mucho dinero en poco tiempo, también tienen la tendencia a excederse en sus fuerzas”, expone el experto.

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¿Cómo se puede tratar?

El psicólogo Francisco Soto señala que se puede cambiar la forma como se percibe el ambiente laboral y nos desenvolvemos en este. “Muchas veces lo recomendable es cambiar de trabajo pero con la realidad actual no podemos darnos ese lujo por eso podría usar hábitos de trabajo diferentes, convertir las metas inalcanzables a pequeños logros diarios y encontrar desfogue creativos en medida que lo permita la actividad que se realiza”, aconseja Soto.

Para poder diagnosticar el síndrome, recalca Rivas, los especialistas tienen que conocer los síntomas de la patología y realizar una entrevista clínica con el empleado que les permita averiguar si existe la sospecha de padecer la enfermedad.

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“Las estrategias para tratar el burnout van encaminadas a reducir los niveles de estrés, ansiedad y depresión (en casos en los que hubiere). Por otro lado, es recomendable ayudar a que los trabajadores modifiquen las expectativas que tienen en el trabajo. No se trata de que el empleado renuncie a sus ambiciones y aspiraciones. Simplemente debe buscar un punto intermedio que se ajuste más a la realidad y ver la situación como una oportunidad para aprender y crecer en otros ámbitos diferentes a los que se había propuesto inicialmente”, puntualiza.

Las consecuencias físicas y emocionales

Vallejo menciona entre las manifestaciones del síndrome el cansancio emocional (falta de energía, ánimo bajo, marcada fatiga, crisis de ansiedad), despersonalización o deshumanización (presencia de actitudes y sentimientos negativos e insensibles, irritabilidad, pérdida del control, baja o nula tolerancia a la frustración) y la disminución de la realización personal (tendencia a evaluar el propio trabajo de forma negativa, con comentarios destructivos).

Teletrabajo en medio de pandemia y crisis

Trabajar desde casa para quien tiene hijos pequeños o una persona dependiente a su cargo, va a generar mayor carga y tensión emocional, advierte Soto. “Si le sumamos a eso la incertidumbre de lo que puede pasar ya de por si estamos generando un ambiente negativo donde se puede manifestar el burnout. A veces olvidamos que una cosa es trabajar y otra producir. El que más trabaja no es el que más produce”. dice.

Por ello recomienda tomar pequeños descansos de las tareas que realiza.

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En situación de riesgo

Si está embarazada, tiene una discapacidad o enfermedad, debe ser consciente que sus condiciones están determinadas por factores preexistentes. “Debo valorarme y tomar mi bienestar en primer lugar, a la final, para las empresas nadie es imprescindible, pero para su familia sí”, dice Soto.

Analizar y reconocer capacidades

Según Lesly Rodríguez Torres, gerenta en consultoría de Deloitte Consulting, el burnout afecta de manera significativa en el colaborador, llevándolo a sentir frustración y desgaste mental. “La persona experimenta la sensación de ser improductivo, y a pensar que, por más que trabaja, las actividades nunca terminan”, detalla.

Otro síntoma, de acuerdo a Rodríguez, es el constante cansancio, y este le imposibilita organizar sus ideas, lo cual se ve reflejado en la falta de concentración y en la habilidad para enfocarse únicamente en las dificultades.

“Por otro lado, demuestran desilusión o que no son valorados por la gestión que realizan y tienden a equivocarse con mayor frecuencia, lo que los lleva al incumplimiento o presentar trabajos de baja calidad. Además, suelen tener conflictos internos y en ciertas ocasiones, los lleva a tener problemas de alimentación, físico o de salud, incluso los colaboradores llegan a tener miedo al trabajo y presentan excusas para no asistir a laborar”, añade.

Rodríguez asevera que es fundamental que cada persona analice a profundidad su situación laboral y reconozca cuáles son sus capacidades, para así, poder identificar objetivamente la carga de sus responsabilidades y desarrollarlas de una mejor manera.

Sostiene que de acuerdo con un estudio de tendencias globales de capital Humano 2020 de Deloitte Consulting, es importante que las organizaciones rediseñen el trabajo entorno al bienestar de sus colaboradores. Esto implica asignar responsabilidades al grupo con mejor capacidad, dedicar tiempo a comprender las necesidades de ellos y por último, las organizaciones deben involucrarlos activamente en el desarrollo de este proceso.

“De esta forma, las empresas podrían lograr un impacto positivo y duradero, y así contrarrestar este síndrome en sus colaboradores”, añade subrayando la importancia de horarios para cada actividad. (F)