Este restaurante abrió sus puertas hace muchísimos años en Machala. Cuando frecuentaba dicha ciudad, hace dos décadas, era un punto obligado de parada. 200 Millas, con un menú que mezcla grandes platos de la gastronomía ecuatoriana y peruana, siempre ofrecía mariscos frescos y de excelente calidad, con las mejores recetas de los dos países.

Hace algún tiempo abrió un local en Guayaquil, en Víctor Emilio Estrada y Costanera, Urdesa, y luego otro en pleno centro de la ciudad, en P. Ycaza y Córdova.

Uno de los platos bandera del restaurante es el majarisco, una receta muy tradicional de una zona del Perú, a base de varios camarones, conchas, calamares, entre otros mariscos, cocinados en un sofrito de vegetales muy especiado, con fondo, al que se le agrega chicha de jora sobre una cama de plátano majado. Es muy interesante por su variedad e intensidad de sabores, y la mezcla de texturas.

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Se sirve en 200 Millas y en todos los lugares que lo he probado en plato tendido. Sin embargo, sus jugos, tan deliciosamente penetrantes en sabor, siendo parte clave del plato, creo que serían mucho más aprovechados sirviéndose en cazuela. Esto es lo que prefiero cuando la salsa es parte fundamental del plato y es abundante.

El majarisco de 200 Millas estuvo muy bueno de sabor, pero ganaría con plátano majado en lugar de pequeños trozos de patacón. El emplate podría mejorar, por ejemplo, con una mejor presentación, quizá aparte, de los vegetales frescos que acompañaban el plato y que no necesariamente van bien bañados en la misma salsa que este.

Probamos también la leche de tigre de pescado y camarones. Este es un producto peruano que ha evolucionado. Comenzó como el remanente del cebiche, pero ha ido adquiriendo aderezos y sabores propios. Además de la lima, limón, fumet de pescado, culantro, cebolla, ají, sal y pimienta, se le comenzó a agregar ajo y apio. Luego, algunos, como 200 Millas, le añaden leche evaporada. Lo he probado con toques de jugo de frutas o de leche de coco. Todas estas modificaciones son válidas, pero se alejan de la receta clásica. La variación que más me ha gustado es con leche de coco y no con lácteos, que la alejan mucho de su raíz.

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La parihuela es un plato que vale la pena probar en 200 Millas. Su influencia es gallega del norte de España. Consiste en un guiso de pescado y mariscos, casi una sopa. Tiene de cinco a siete mariscos, entre moluscos, crustáceos, y pescado, con varios tipos de ajíes, y más especias que el majarisco, siendo el romero casi siempre infaltable.

El restaurante no es un sitio de alto costo. Pero aunque ofrece buena gastronomía, quizá podría no ser barato comparado con la oferta de valor general.

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200 Millas es una buena opción para gastronomía peruana de muy buen sabor. Si mejorara su emplate, el ambiente y decoración del lugar, fácilmente podría estar en otro nivel y obtener personalidad propia. (O)