¿Una tablet? ¿Un dron? Por más que se viva la era tecnológica no son las mejores opciones para los más pequeños.

Los juguetes tradicionales, con las variaciones de hoy en día, siguen aportando al crecimiento emocional e intelectual de los niños, según tres psicólogos consultados sobre los regalos en los que se debe pensar para esta Navidad, considerando que se puede aprovechar el viernes negro, que es este 23 de noviembre, para adelantar compras.

El psicólogo Andrés Carrera sostiene que nunca es un mal momento para regalar un juguete, independientemente de la era. “Si un infante se siente atraído por un juguete, es por la experiencia sensorial que tiene con el objeto”, señala.

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Para la psicóloga Rocío Álvarez es importante mantener los juguetes básicos y jugar con los chicos. “Así ellos crean una conciencia de la vida y de nuestros mecanismos de interacción, no dejando al niño a merced de la sociedad porque la sociedad no educa, la familia educa”.

Agrega que cada juguete tiene una edad adecuada y desarrolla habilidades físicas y mentales. “Juegos de roles, por ejemplo, a la casita, al maestro o maestra... la escuelita con todos sus detalles, para crear un ambiente propicio y de contexto donde las ideas traigan innovación. Si el chico no mueve su mente para crear, será dirigido por otros –la sociedad y sus modas–. Se pierden tantos cerebros valiosos porque no se educan... la educación más importante es la familia, con los juguetes de cada edad y contexto”.

Con ella coincide la también profesional en psicología Maricela Proaño: El juego es muy importante para el niño, permite el desarrollo de todas las áreas y ofrece una forma entretenida de aprendizaje. Si los elementos y el juego en sí mismo son los apropiados, estaremos estimulando al niño para un desarrollo óptimo, señala.

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Al momento de escoger, Proaño aconseja observar que sean juguetes que el niño pueda manipular, que no causen daño y especialmente que le permitan usar su creatividad e imaginación. “Hay muchos artículos que permiten a los niños poner en movimiento sus manos, sus pies o todo su cuerpo, esos son juguetes que los más pequeños pueden aprovechar... tanto los juguetes tradicionales como los juguetes de tecnología educativa son excelentes si son los adecuados para la edad y especialmente si propician el compartir en familia”.

Carrera hace referencia a la información que deben buscar los cuidadores de infantes para recurrir a juguetes acordes a la edad del niño o la niña, “de modo que se canaliza cuáles de estos potencian factores como la motricidad gruesa, la motricidad fina, la resolución de conflictos, las herramientas para socializar con sus pares, etc.”. Advierte un inconveniente si se pretende usar el enunciado de “era digital” para simplificar las responsabilidades como madres o padres, facilitando al niño o niña la tecnología como única herramienta de dispersión.

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El problema no es la tecnología, el problema es la reducción de las responsabilidades de los cuidadores y por ende la reducción de las actividades que aportan al desarrollo e integración del menor en la sociedad”, agrega Carrera.

Como recomendación, al momento de la compra de un regalo aconseja enfocarse en las etapas del desarrollo del niño o niña, reconociendo las herramientas que se deben potenciar en cada una de estas.

“En la primera infancia se puede aportar a través de los juguetes al desarrollo de la motricidad gruesa y fina. En los niños de 4 a 5 años los juguetes pueden ayudar a desarrollar capacidades de resolución de conflictos. En los niños de 5 a 7 años los juguetes pueden potenciar las habilidades sociales, etc.

Los juguetes bien guiados son una valiosa herramienta que aporta en los procesos de integración del menor a su medio. El acompañamiento de madres y padres de forma responsable es crucial en el uso de este tipo de herramientas”, dice en coincidencia con las otras profesionales.

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Una manera de elegir adecuadamente los juguetes es detenerse a leer las instrucciones o cajas, en las que se establece la edad para la que se recomienda e incluso los riesgos que implican.

Es ideal que el padre o madre observen las formas y material del artículo de juego por si pudiera representar algún peligro para el menor. (I)