Barcelona SC llevó este 2024 su fiesta de presentación del plantel denominada Noche Amarilla a los Estados Unidos, donde su examinador es el Unisamba FC, cuadro de la cuarta división del balompié de ese país.

En el evento, desarrollado en el Hinchliffe Stadium de Nueva Jersey, además de un espectáculo musical y la fiesta de los aficionados canarios que colmaron el escenario deportivo, también se rindió homenaje a las glorias que pasaron por el club y uno de ellos fue Lupo Quiñónez, el letal Tanque de Muisne.

Llegó al equipo torero en 1984 desde el Manta SC. Fue campeón nacional en 1985 y 1987 (en este título con gol suyo al Deportivo Quito en el Atahualpa). Estuvo hasta 1988 en el club.

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El exatacante fue semifinalista de Copa Libertadores con los canarios en 1986 y 1987. Desde 1990 reside en Nueva Jersey.

¿Qué significó incorporarse a Barcelona, donde ganó dos títulos y jugó semifinales de la Copa Libertadores?, se le preguntó en una entrevista concedida a EL UNIVERSO en el 2015.

Para mí fue como coger al toro por los cuernos (risas). Pensé ‘llegué a Barcelona, pero ahora me toca a mí porque cualquiera llega a este club, pero no cualquiera se mantiene’. En el primer partido no me fue bien y la gente pedía mi cambio. No fui bien preparado mentalmente para ese estreno y tampoco para responderles a los hinchas canarios. Me sacaron al inicio del segundo tiempo. ¡Y vaya, para qué le cuento! Lo que vino de las tribunas contra mí fue un misil. Pero me dije ‘yo vine a triunfar en Barcelona. Trabajaré para eso’. Eso es lo que llegué a hacer y eso hice”.

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Un año después, en 2016, en otra conversación con este Diario, Quiñónez se refirió a la corona lograda en ese entonces por los dirigidos por Guillermo Almada.

“No hay palabras para describir lo que se experimenta. Se siente lo máximo. Es la mayor expresión en el fútbol nuestro dar la vuelta olímpica con Barcelona. Es una alegría inmensa que uno recuerda siempre”, comentó Quiñónez. (D)