Los organizadores se frotan las manos: apenas cumplida la primera fecha de la Copa América, el juego de momento no deslumbra, pero el negocio va de maravillas. Este lunes Colombia-Paraguay vendieron 67.059 boletos (la colonia colombiana en EE.UU. es inmensa y esta selección cafetera despierta las máximas expectativas). Y una hora después, Brasil-Costa Rica tuvieron 67.158 pagantes. Las taquillas son apenas una entrada del colosal movimiento económico que genera la Copa. El parqueo en los estadios es otro, fantástico, va de 40 a 100 dólares según la cercanía con el escenario; las comidas son otro, en Estados Unidos el público acostumbra ir a comer al evento deportivo. El mercadeo de camisetas, bufandas, gorros, etc., un rubro más. La publicidad en las pantallas y el movimiento colateral que genera en hotelería, restaurantes, empresas de movilidad como UBER, en las compañías de aviación.

Y, por supuesto, lo grueso: la venta de los derechos televisivos. La Conmebol informó oficialmente el lunes el alcance global de la competición: los partidos van a 192 países, o sea al mundo entero. La ONU tiene 193 miembros. Alguna islita habrá quedado descolgada, el resto, todo. Se está cumpliendo lo previsto: la Copa América en Estados Unidos es un monumental fenómeno de ingresos. Es altamente probable que genere unos 2.000 millones de dólares en conjunto. Pero la selección que se va en primera fase se llevará míseros 2 millones. Por esto no será sencillo devolver el torneo a Sudamérica. En cualquiera de nuestros países no se recaudaría ni el 10% de estas cifras. Nuestras mismas asociaciones pedirán que se juegue allá.

Los números que no son tan elevados son los de goles: 15 en los primeros 8 partidos: no llegan a 2 de promedio, 1,88. En ese contexto, tal vez los partidos más bonitos de la primera fecha sean Uruguay 3 - Panamá 1, por el persistente ataque de Uruguay, por los progresos de Panamá, y Colombia 2 - Paraguay 1. Este último, un duelo áspero, vibrante, de alta tensión, en el que Colombia confirmó la presunción de que hará un excelente torneo, incluso llegar bien arriba. La tarea de Néstor Lorenzo allí es redentora, tomó una selección vencida, atribulada, sin figuras, y la convirtió en una eficiente maquinaria que hilvana 21 partidos invicto, con 16 triunfos y 5 empates. Lo insólito es que Colombia, que juega al ras, ganara haciendo dos goles de cabeza… ¡a Paraguay…!

A diferencia de otras selecciones anteriores, esta Colombia no promete, cumple. Sabe a qué juega, se despliega en campo contrario, tiene variantes de gol. Y está funcionando sin 9, porque da la ventaja de jugar con Borré, que ni es referencia de área ni es goleador. Tampoco muy influyente en el juego. Pero ¿quién puede contradecir al técnico Lorenzo…? Ha puesto feliz a un país. Le ha dado un estilo de juego a Colombia y, sobre todo, una mentalidad ganadora. La selección que batió un récord de ineficacia en la Eliminatoria con 7 partidos sin gol ahora tiene gatillo fácil, convierte seguido. Ha encontrado un once fijo, potenció a todos los jugadores, recuperó a James Rodríguez, gestor de los dos goles con exquisitos centros. James, sin dudas, es el mejor centrador del mundo. Por encima de Messi, de Alexander Arnold, de Modric, de Kroos… Se lo ve exultante a James ahora. Lo increíble: no lo tenía nadie a Lorenzo, es un descubrimiento tan notable como el de Machu Picchu.

No obstante su derrota, vimos un nuevo Paraguay. Volvió a verse aguerrido como antes, pero con variantes y tres o cuatro elementos ofensivos que, si Garnero los junta, pueden hacer ruido: Julio Enciso, habilísimo y talentoso, Micky Almirón -ambos actuando en Inglaterra-, Ramón Sosa, de quien se rumorea pasará a Europa en 20 millones de euros, y el ya conocido Ángel Romero. Cuatro que saben mucho. Está en el técnico atreverse a ponerlos.

Y luego Brasil, este Brasil desteñido, una rémora de aquellos Brasiles de tiempos pretéritos, donde había cinco o seis monstruos. Empató 0 a 0 con una Costa Rica que puso una línea de cinco pegada a su arquero, otra de cuatro al borde el área y uno más corriendo a los volantes rivales. Como contaba el Chiqui Úbeda un 10 de Huracán, cuando le preguntaban por un técnico argentino ya fallecido: “Antes del partido hablaba con los periodistas y les decía: ‘Vamos a salir a buscar el partido’. Después, cuando estábamos en el túnel para entrar al campo nos paraba y cambiaba el discurso: ‘Muchachos, ocho atrás y dos defendiendo’…”

Esa fue la forma de Gustavo Alfaro, pero le dio resultado: le arrancó un empate a Brasil. Que pujó y pujó, dominó los 98 minutos, pero no tuvo claridad. “Hoy se estrena Brasil en la Copa en busca de una nueva identidad”, tituló el lunes Folha de São Paulo. Al menos ahí no la encontró. Fue el mismo equipo mediocre de la Eliminatoria, en la que marcha sexto con 7 puntos sobre 18 disputados y sin grandes figuras. Vinicius se fue reemplazado después de fracasar por completo ante el marcador Jeyland Mitchell. “Una actuación digna de un Balón de Hojalata: cero finalizaciones, ningún regate completado y 18 balones perdidos”, escribió el diario Sport, de Barcelona. Fue reemplazado a los 70 minutos.

“Brasil tuvo un debut frustrante”, tituló Tostão en su columna de la Folha. “Le faltó calidad para construir maniobras de ataque desde el mediocampo”, agregó el excrack. El flamante entrenador Dorival se quejó del juego defensivo de los Ticos.

“Dorival Junior, con un equipo repleto de estrellas que juegan en las mejores ligas del mundo, criticando el juego de Costa Rica, que salió ayer con un once repleto de chavales sin ninguna experiencia internacional. No le pudieron hacer un gol a un portero que juega en la tercera categoría del fútbol español y resulta que el problema fue el planteamiento defensivo de Alfaro. Llevan sólo 2 victorias en 9 partidos y 5 encuentros no amistosos consecutivos sin ganar y ahora el problema va a ser el sistema defensivo de Costa Rica. Váyase usted a esparragar y devuelva a Brasil a donde merece, que ya va siendo hora”. Esparragar: echar a una persona de un lugar, su actitud me crispó y lo mandé a esparragar.

El tema es que Colombia navega a toda vela y no es descabellado pensar que clasifique como primero. Si ello ocurre, Brasil podría ser segundo y se encontraría con Uruguay en la fase siguiente. Un Uruguay que es una tromba física y voraz en ataque. Se cumplió la primera fecha de la Copa, no es para descorchar champán, tampoco decepcionante. (O)