Son múltiples los calificativos con los que se podría describir la situación que vive actualmente el fútbol ecuatoriano. Para refrescar la memoria, es válido recordar el origen y desenlace que ha provocado que, por el momento, siete de ocho partidos programados para la séptima jornada de la segunda etapa del campeonato ecuatoriano organizado por la Liga Profesional (LigaPro) no se hayan disputado. Equipos han gastado recursos para trasladarse a las ciudades donde les corresponde jugar por calendario, que incluyen transporte, hospedaje, alimentación, entre otros, y que según Nassib Neme, presidente de Emelec, se gastan aproximadamente $ 250.000 en esta logística.

El pasado 8 de septiembre, el gremio arbitral envió una carta a los escritorios de la LigaPro en la que afirmaron que no se presentarían a los partidos a los que sean designados mientras no se cumpla con la totalidad de la deuda que el organismo mantiene con el gremio, un valor que se aproxima al millón de dólares, correspondientes a los meses de mayo, junio, julio y agosto. Sin embargo, la postura de LigaPro, encabezada por Miguel Ángel Loor, es de no caer en “presiones” por parte de los jueces y se decidió programar los ocho partidos de la fecha designando a las ternas arbitrales que se mantienen en huelga. No a árbitros amateurs, tampoco a árbitros que “sí quieran prestar sus servicios”, como indicó la institución en un comunicado.

Inconscientemente, ambas posturas han causado un gran daño al fútbol ecuatoriano en varios aspectos: institucional, social, pero sobre todo, económico. Irónicamente, el que marcó el inicio de la debacle.

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La actualidad que vive el fútbol ecuatoriano es grave si tenemos en cuenta la reglamentación y las sanciones que tendrían los árbitros que no se presenten a los partidos para los cuales han sido asignados, ya que LigaPro decidió no suspender la jornada.

Las ternas arbitrales que no se presentaron y que no se presentarán a los partidos para los cuales fueron designados por la Dirección de Competencias de la LigaPro se exponen a una sanción de tres a seis fechas y corren, incluso, el riesgo de perder el escalafón.

Según el Reglamento de la Comisión Disciplinaria 2021 de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF), los colegiados que faltaran “injustificadamente” a los partidos para los cuales fueron designados recibirían esta sanción. El reglamento indica que a los jueces se les otorgaría de tres a seis partidos de suspensión la primera vez; y por reincidencia “en el mismo campeonato”, se procederá a retirar el escalafón (FIFA, para el que lo tuviere, y/o de FEF).

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Si el gremio arbitral ha decidido no presentarse a ningún partido en señal de protesta por la deuda que mantiene la LigaPro con el gremio, ¿es realmente una “falta injustificada”? ¿Cómo se debería interpretar el reglamento en este caso?

Apartado del Reglamento de la Comisión Disciplinaria de la Federación Ecuatoriana de Fútbol sobre las sanciones a los árbitros y asistentes.

Lo más probable es que sean ocho las ternas arbitrales (hasta la hora de publicación de este artículo van siete) que no se presenten a los partidos y que podrían -o deberían- ser sancionados. Y, de darse esta situación, sería la misma cantidad de ternas las impedidas de dirigir en los próximos tres o seis partidos. Es decir, si la Comisión Disciplinaria resolviera castigar con sanción a los árbitros pese a que su no comparecencia se deba a la deuda que se mantiene con ellos, habría ocho ternas arbitrales impedidas de dirigir, inclusive, si se llegara a un acuerdo de pago y acepten presentarse.

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El fútbol ecuatoriano vive días oscuros en los que ha sido expuesto a bochornos, como si se tratara de cualquier torneo amateur organizado de la noche a la mañana. La solución parece lejana, sobre todo por las posturas, al parecer irreversibles, de las partes involucradas. En lugar de buscar culpables, es momento de priorizar el bien del fútbol ecuatoriano. Se prometió no volver al pasado, pero es que parece que ni siquiera hemos salido de ahí. ¿En qué terminará todo esto? Es la pregunta que nos seguimos haciendo. (D)