La condición de Guayas como potencia deportiva casi invencible es cada vez más lejana en el tiempo. Algunos han olvidado esas épocas de gloria, otros –los más jóvenes– no disfrutaron de una era dorada que, en el caso de muchas disciplinas, parece casi prehistórica. El grito de aliento de ¡Fuerza, Guayas, fuerza!, que intimidaba a los rivales, dejó de retumbar en los escenarios porteños.