Éranse una vez cinco futbolistas ecuatorianos desubicados, bajo los efectos del elixir espirituoso del licor y la incitación que produce la sensualidad de exuberantes vedettes, de una elegante mancebía ubicada en Quito. Todo eso los llevó a elegir como el lugar de ‘concentración’ antes del partido contra Argentina, por las eliminatorias al Mundial 2018 –encuentro en que para los aficionados se jugaba el honor de nuestro balompié, mientras que para los cinco no se jugaba nada importante, un sitio donde ellos encendieron la más apasionada francachela.