DANIELLA GINATTA
dginatta@gmail.com.- Las margarinas fueron creadas como una alternativa al uso de la mantequilla. Como estas poseen un 40% de grasas saturadas y se conocía sobre su perjuicio, resultaba interesante elegir ciertos aceites, endurecerlos y venderlos como homogéneos de la mantequilla. Así comenzó la creación de las margarinas, que no son más que aceites hidrogenados con textura sólida.

Años más tarde, se realizó el primer problema. La creación de aceites sólidos creaba también un nuevo tipo de conformación molecular denominada "trans". Según he podido averiguar, después de ardua labor, las grasas trans no se dan espontáneamente en la naturaleza más que por la fermentación de ciertas carnes y en otras ocasiones muy puntuales. Así, creamos un homogéneo de la mantequilla y una nueva gran disponibilidad a este tipo de grasa.

Los productos de panadería y pastelería que compramos habitualmente poseen valores tan elevados como 36 y 37% de grasas trans. Los dulces y snacks de supermercados lo mismo. Hoy se ha logrado vincular el consumo de estas grasas a la disminución de la efectividad del sistema inmunitario y a la desmejora de la capacidad circulatoria del organismo.

Publicidad

Según fuentes, se intentó sensibilizar a los fabricantes sobre el uso de estas grasas, pero el encarecimiento de sus productos no juegan a su favor. Sin embargo, no todo cambio viene de manos de ellos, según lo veo yo.