Es uno de los lugares más privilegiados del país. Posee piscinas con aguas temperadas medicinales y el sedimento (lodo de origen volcánico), ideales para curar dolencias físicas de personas de toda edad. Esta comuna pertenece al cantón Santa Elena, supuesta capital de la provincia del mismo nombre (hasta que las oficinas públicas administrativas se sitúen donde dictamina la ley). Está ubicada a 18 kilómetros de la carretera Santa Elena-Guayaquil y lleva su nombre en deferencia al santo Vicente Ferrer. En agosto del 2001, la Facultad de Ciencias Químicas de la Espol certificó –a pedido del Centro de Estudios del Medio Ambiente– los resultados obtenidos de muestras de agua y lodo, que mostraron la presencia de valiosos minerales, confirmando lo medicinal y curativo de sus elementos.

Los servicios que ofrece el complejo Telésforo Villacrés –construido en 1980 durante el gobierno de Jaime Roldós–, administrado por la municipalidad santaelenense, son los siguientes: hidroterapia, en el manantial de agua que contiene 19 minerales dentro de la fuente termal a 38°C; piscinas de natación temperadas a 22°C; fangoterapia, realizada con el barro medicinal volcánico; masajes, que alivian las tensiones musculares; masaje con barro, que desinflama y purifica la piel; masajes con sábila, que hidratan y humectan la piel; hidromasajes, que equilibran y relajan la mente; masajes de vapor, que mejoran la circulación de la sangre; terapias naturales sin costo adicional y terapias especiales con costo. Los precios son módicos en comparación a los beneficios que reciben los usuarios de toda condición social que van en busca de mejoría para su salud.

En San Vicente existen cinco hoteles privados, además del complejo privado Piramidal y del Centro de Atención para Jubilados Martha Bucaram de Roldós, a manos del IESS. Sus 230 habitantes tienen varias necesidades básicas insatisfechas, la primordial es la falta de agua potable, a pesar de encontrarse a 8 km de la planta Aguapen. Se proveen del líquido por medio de tanqueros. El licenciado Gervasio Figueroa, presidente de la comuna, espera que el Magap agilice los trámites para su legalización y proceder a ejecutar su plan de acción. En la actualidad no hay relación afectiva entre el alcalde y la comunidad por “cuestiones políticas”.

El Ministerio de Turismo no hace presencia en el lugar. El Departamento de Turismo de Santa Elena tampoco. A pesar de que en esta entidad hay estudiantes que hacen sus pasantías, cruzados de manos al igual que el director. El trabajo no solo es en temporadas invernales. Es decir, el Gobierno central y el Municipio local no aportan en nada para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. De la gestión comercial del complejo, ellos no reciben los beneficios que esta produce. Según el administrador del complejo, Simón Bernabé, hay un ingreso promedio de 15.000 dólares mensuales y un egreso fijo de casi 9.000 dólares generados por el pago a 22 empleados municipales (?) que ahí laboran.

Las instalaciones físicas del complejo necesitan remodelación con urgencia. A falta de acción efectiva del Jefe del Departamento de Planificación municipal –dedicado a otros menesteres–, es preciso que el Alcalde solicite a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil la ayuda oportuna para elaborar un estudio técnico con el fin de aprovechar el espacio y obtener una mejor apariencia y mayor rentabilidad. A pesar de que esta Facultad ha presentado otros proyectos, que duermen el sueño eterno en el escritorio de algún funcionario municipal.

Si ayer criticamos la inacción del anterior alcalde en el complejo turístico, hoy, el actual lo supera ampliamente. ¿Es este el cambio prometido?