Saludo con fervor de maestro a los bachilleres del 2010. Es un año que ciertamente marcará sus vidas. El ingreso a la universidad será ocasión propicia para templar sus voluntades, crear horizontes de esperanza, defender libertades, practicar la tolerancia y la  solidaridad. Ustedes acaban de vivir la primera década del Siglo XXI. El timón de la barca de sus vidas está en sus manos; no olviden la brújula, no pierdan el rumbo, seleccionen el puerto de llegada.

El 2010 con mayor urgencia que en años pasados, exige cambios radicales en el comportamiento de los ecuatorianos. Ecuador no puede cambiar como país si no cambia su gente; se necesita un pueblo con mayor responsabilidad, niños y jóvenes que consideren el estudio como un trabajo pagado por el Estado y por sus padres, que debe devolverse aprovechando todos los minutos para llenar la mente con los mejores conceptos y para robustecer la voluntad con los mejores ejercicios. Ecuador necesita gente honrada, honesta y justa que haga de estas virtudes un programa de vida. Necesitamos abandonar el quemeimportismo respecto al Estado. Los fondos públicos que administran los gobiernos de turno son nuestros fondos, fruto de impuestos y renuncias. Lo que pertenece al Estado no es de nadie, es de todos; en consecuencia todos debemos cuidar de nuestros bienes: oficinas, escuelas, colegios, universidades, carreteras; del agua, la luz, del aire que respiramos. Ningún gobierno está autorizado a despilfarrar recursos públicos con el afán de mantener una clientela popular cautiva, peor a atosigar al pueblo con una publicidad que presenta sueños como realidades en beneficio de un movimiento político.

Cada joven bachiller, mujer u hombre, tiene un compromiso con la vida. La vida está llamada a generar vida, jamás a ser protagonista de la muerte. Amen la propia vida y cuídenla porque es su máximo capital de trabajo. Amen y respeten la vida de los demás. Somos hechura de Dios, nuestro creador; cada ser humano que está cerca de nosotros también fue creado a imagen y semejanza de Él. No destruyan la vida, no echen abajo el milagro de la creación. Respeten la vida desde su concepción, cuando se anida diminuta e indefensa en el útero materno. Respeten la vida de los ancianos, amen a sus mayores, protejan los años dorados entregando amor a manos llenas a quienes les dieron amor a raudales.

Aquello que ustedes dejen de hacer, nadie lo hará. Ustedes tienen una misión que cumplir, cúmplanla. Ustedes son seres únicos e irrepetibles. No existe otro ser igual a ustedes, por esto son únicos. Nunca se dará una nueva edición de sus vidas; si la viven a plenitud en buena hora; si la malgastan, qué pena, qué despilfarro. Esa sangre que bulle en sus venas, esos sueños que les apremian, esos ideales que persiguen, esas estrellas que quieren alcanzar que sean los motores de sus vidas, alimento de inmortalidad, luz que disipe tinieblas y elíxir que alimente sus existencias. Nacieron para vivir, vivan a plenitud. Bachilleres del 2010: Ecuador cuenta con ustedes, no lo defrauden. Buen viento y buena mar.