El VI Encuentro mundial de las familias, celebrado en México, del 13 al 18 de enero, consistió en un Congreso teológico pastoral, en testimonios de familias de los cinco continentes. Culminó con la Eucaristía presidida por el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone. Estos encuentros manifiestan la convicción eclesial de que la familia es cuna, en la que nacen y se cultivan los valores humanos.
Nos quejamos por las crecientes ofensas a la convivencia social: robos, evasiones fiscales, violaciones, asesinatos. Pretendemos tranquilizarnos, multiplicando el número de policías y de centros de reclusión. En algunos países se ha llegado hasta a señalar que el miedo a la pena de muerte es la solución.
En periódicas visitas en centros de reclusión me ha sido posible descubrir que las diversas ofensas a la sociedad se prepararon en la falta de familia. Parece mentira que hombres rudos, que se atrevieron a calumniar, a herir y hasta matar, tengan un vacío de amor. Un trato frecuente permite descubrir, también en ellos, una sed de ser amados.
¿En donde aprendimos a ayudar, a compartir, a perdonar? En mis primeros años mi padre frecuentemente partía varios panes entre dos hermanos; nos daba varios panes, pero no nos daba un pan entero. En numerosas familias papá, mamá y hermanos realizan cada uno su aporte al bien común; experimentan el amor en la retribución y hasta en el castigo; amor que impulsa a vencer dificultades por ese bien común. Amor es apertura al bien del otro y de otros; la yuxtaposición de dos egoísmos no tiene la robustez necesaria para gestar el bien común.
Cuidar, fortalecer a la familia es echar las raíces de una sociedad justa, libre y responsable.
Para que se apruebe la Constitución, se confundió al pueblo, ocultando que el amor de marido y mujer es la raíz de toda familia, también de la que queda formada por abuelos y nietos. En la confusión se hace pasar el nexo entre homosexuales y lesbianas como matrimonio.
En la nueva Constitución se insiste en la “equidad de género”. Muy buena, si es entendida como igualdad de dignidad y derechos del varón y la mujer.
Pocos votantes sabían que sus redactores se inspiran en Engels y Marx, quienes con esta expresión promueven la desaparición de matrimonio y familia, que, según ellos, sustentan la dominación del varón.
La cultura “light” valora solo lo rápido y superficial; quiere soluciones inmediatas. Soluciones rápidas tienen valor, pero no bastan si son superficiales; pues duran lo que duran los fuegos de artificio. Hay un paralelismo entre por un lado la creciente problemática de la sociedad en sus diversos niveles y por otro la acrecida crisis de la familia. Hay otro paralelismo: el del debilitamiento de la familia con el robustecimiento del estatismo. La historia, también nuestra, es dura. Cito dictadores extranjeros: Stalin, Hitler, Mussolini, Franco se apropiaron de los derechos de la familia, para imponerse ellos mismos y su ideología, como la verdad y el bien. Un medio utilizado son los textos escolares únicos.